
El VIX estadounidense escala prácticamente un 366% desde los mínimos de diciembre, hasta superar los 42 puntos, tras el vertical repunte en las últimas horas -ver gráfico-. Por su parte, el VStoxx sube casi un 150% en el mismo periodo, hasta tocar los 26 enteros. Ambos han cumplido el axioma natural que les corresponde como índices del miedo, acelerando en sus ascensos a medida que aumentaba el pánico y profundizaban las caídas en las bolsas, que han borrado ya todo lo recorrido desde que arrancó 2018. Los niveles alcanzados no se veían desde 2011 en caso de la referencia norteamericana y desde el Brexit en el de la europea.
Diversos acontecimientos políticos, las elecciones en Estados Unidos en noviembre de 2016, en Francia en abril de 2017 y, por supuesto, el referéndum sobre el Brexit en junio de 2016, que se han demostrado cruciales con el paso de los meses, representan los últimos picos de los principales índices del miedo a uno y a otro lado del Atlántico.
Ahora, los repuntes del VIX y el VStoxx, los selectivos que miden la volatilidad implícita del S&P 500 y del EuroStoxx 50 y que están marcando máximos que superan los vistos durante aquellos acontecimientos, respectivamente, son ajenos a procesos electorales y están motivados, principalmente, por las tensiones en el mercado de renta fija, en el que se ha vivido un súbito incremento de la rentabilidad ofrecida por los bonos soberanos ante una expectativa de mayor inflación -alimentada recientemente por los positivos datos de empleo publicados en la primera economía del mundo- y de un aceleramiento del proceso de normalización de la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) y del Banco Central Europeo (BCE).
Los niveles actuales de estos índices de volatilidad empiezan a ser preocupantes y remarcan las dudas de los inversores sobre si lo que está ocurriendo es una corrección saludable tras semanas de fuertes subidas en los parqués o algo más serio.