
Los inversores se han lanzado a vender bonos en los últimos días, disparando la rentabilidad del americano y el alemán en lo que algunos piensan que es solo el primer paso de la nueva normalidad que está por venir: una en el fin de los estímulos está más cerca de lo que se cree.
Las profecías que durante años rodean a la renta fija empiezan a cumplirse:sus rentabilidades no han subido de forma abrupta pero, poco a poco, son más altas a medida que aparecen nuevos indicios que apuntan en la misma dirección. La del fin de los estímulos. Esta misma semana, sin ir más lejos, el interés del bono americano ha amenazado con escalar a niveles del verano de 2014, tras superar el 2,6%; mientras el alemán se acerca al 0,6%, con las consecuentes pérdidas que eso supone para el inversor que comprase este papel en enero. Precisamente, ese repunte de los rendimientos se empieza a notar en las carteras de los fondos que invierten en estos activos:el 40% sufre ligeras pérdidas de entre el 0,01 y 0,81%. Si se miran solo los veinte mayores fondos por patrimonio, los números rojos se reducen (entre el -0,01 y el -0,04%).
De todos, el que más pierde en las tres semanas del año pertenece a BBVA, según Morningstar. Se trata de BBVA Bonos Duración (-0,81%), que ya en 2017 se coló entre los quince que peor comportamiento registró. Aunque en su cartera combina emisiones de deuda pública y privada con cupones de los antiguos, altos, su principal posición es un bono de Italia con cupón de solo el 0,65%, con vencimiento en 2023.
De los veinte grandes fondos, los que van más rezagados en este arranque de 2018 son Santander Rendimiento, que sigue la misma filosofía que el anterior, la de elegir emisiones corporativas y soberanas y BBVA Rentabilidad Ahorro Corto Plazo.
También hay excepciones, el fondo que más gana este año se llama UBS Corto Plazo Euro, que se revaloriza 1,69%. Eso sí, su patrimonio es de solo 85 millones de euros, de ahí la menor dificultad para rentabilizar los activos.