
La rentabilidad del bono americano con vencimiento a diez años sigue escalando, hasta el punto de que este jueves ha llegado a superar el 2,60%. Se trata del nivel más alto desde marzo del año pasado, unos meses después de que Donald Trump se alzase con la presidencia de Estados Unidos desatando una oleada de ventas en la renta fija motivadas por la expectativa de que sus políticas expansivas derivarían en mayor crecimiento e inflación. l La prima de riesgo española llega a caer por debajo de los 90 puntos en mínimos de marzo de 2015
Solo en lo que va de año, su rendimiento ha repuntado 20 puntos básicos. Por contextualizar, se trata del segundo mayor ascenso en el interés de un bono de un país desarrollado, que ha motivado que pase del 2,4% al 2,6% en apenas tres semanas (y eso que durante la sesión de ayer llegó a escalar hasta el 2,618%). Detrás de ese incremento de la rentabilidad se encuentra la caída de su precio –al revés que en la bolsa– que provoca pérdidas latentes para el inversor del 1,7% en lo que va de año.
De superar el techo que marcó en marzo del año pasado, que se encuentra en el 2,62%, su rentabilidad amenaza con recuperar niveles de julio de 2014, cuando su rendimiento era del 2,63%. Algo que no es descabellado si se tiene en cuenta que en los planes de la Reserva Federal (Fed) está incrementar el precio oficial del dinero en la primera economía del mundo hasta en tres ocasiones a lo largo de este año.
De ahí que el mercado espere que el interés del bono americano a diez años termine el año en el 2,91%, y que sea en 2019 cuando salte la barrera del 3% por primera vez desde 2013, al alcanzar el 3,25% a final de dicho año.
Se trata de un nivel que, en ocasiones anteriores, ha empezado a hacer sombra a la bolsa, provocando que haya una cierta rotación de dinero de la renta variable, que en el caso de la americana dibuja máximos día tras día, hacia la renta fija. "La persistente fortaleza económica, junto con los importantes volúmenes de compras de activos que aún llevan a cabo los bancos centrales (BCE y BoJ), resultan sin duda favorables para los activos de riesgo pero las tires de los bonos empiezan a repuntar porque los inversores buscan rentabilidades más altas", explica Jon Day, gestor de renta fija global en Newton, parte de BNY Mellon IM.