
Benoit Coeure, Jens Weidmann y François Villeroy de Galhau, cargos de mucho peso del Banco Central Europeo -BCE-, pretendían que la entidad no se comprometiese a seguir comprando deuda hasta que se alcance el objetivo de inflación en el 2%, en la reunión celebrada en octubre en la que amplió el QE nueve meses con un menor ritmo de adquisiciones. l Draghi: "Los tipos de interés en negativo no están afectando a la rentabilidad de la banca"
El Consejo de Gobierno del BCE tuvo un debate intenso durante la última reunión, que tuvo lugar el pasado 26 de octubre, en la que se anunció que el programa de compras de deuda -QE- se ampliará 9 meses, con un ritmo de compras reducido a la mitad a partir de enero, quedando en los 30.000 millones de euros.
La decisión de ampliar el programa no debió ser tan discutida como lo fueron las formas en las que la entidad explicaría al mundo su plan de ruta para el futuro. Según se explica desde Bloomberg, citando fuentes del BCE que no han querido identificarse, los tres banqueros centrales mencionados eran partidarios de que el mensaje de la entidad reflejase que las compras de bonos podrían terminar, incluso si la inflación no alcanza el nivel objetivo que busca la entidad -en torno al 2%-.
Hay que recordar que el propio BCE estima que no conseguirá llegar a este nivel ni siquiera en 2019, cuando está planificado que Mario Draghi abandone la presidencia del organismo.
Es cierto que la inflación no termina de subir, ya sea por los bajos precios de la energía, o por factores estructurales relacionados con los avances tecnológicos que impiden que los salarios suban, dos de las causas que valoran los analistas durante los últimos años. Sin embargo, algunas de las razones de estos miembros para pedir un cambio en la retórica pueden ser que el crecimiento económico parece robusto, que se pone en juego la estabilidad financiera, ya que el negocio de los bancos y aseguradoras sufren esta política de estímulos monetarios, además del problema d escasez de bonos al que se enfrenta la entidad, que poco a poco ve cómo cada vez le quedan menos títulos disponibles para comprar de algunos países, como es el caso de Alemania.
Praet se opuso a cambiar la dialéctica
Sin embargo, Peter Praet, el miembro del consejo que formula las propuestas que se hacen en las reuniones, se opuso a revisar la fórmula dialéctica que finalmente usó el BCE, destacan las fuentes de la agencia.
Coeure destacó en una entrevista, poco después de la reunión, que espera que esta extensión del QE "sea la última". Además de Weidmann, la alemana Sabine Lautenschlaeger, miembro del consejo, destacó esta semana a Bloomberg que ella quería una "salida directa" del programa.