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Draghi borra en una semana más de la mitad de las pérdidas del bono español

  • Cae 0,76% en el año, frente a la bajada del 2,39% justo antes del BCE
  • El tono más prudente del banco central ha generado compras de deuda
Foto: Archivo

Desde que tuvo lugar la reunión del Banco Central Europeo la semana pasada, se han producido compras generalizadas en renta fija europea. El bono español ha pasado de caer un 2,4% en precio durante el 2017, justo antes de la reunión, a perder un 0,8%, borrando más de la mitad de las pérdidas en sólo una semana.

2017 está siendo un año clave para los inversores en renta fija. La política monetaria del Banco Central Europeo -BCE- está a punto de cambiar de rumbo, y las especulaciones sobre cuando llegará este viraje y sobre la agresividad con la que Mario Draghi, presidente de la entidad, normalizará la situación en la eurozona, están moviendo los precios de la deuda en el Viejo Continente. En el foro de Sintra, a finales de junio, llegó la primera señal de optimismo por parte del economista italiano, y el mercado se lanzó a vender títulos de deuda de los países de la eurozona, ante la perspectiva de que el BCE dejaría pronto de comprar 60.000 millones de euros mensuales en bonos.

Desde entonces, si bien hubo un momento en julio en el que los inversores volvieron a comprar deuda europea, muestra de que muchos consideraron exagerada la reacción del mercado, la dinámica ha sido de ventas generalizadas: cuando llegó la reunión del BCE el jueves pasado, con el bono español el inversor perdía un 2,4% en el año, aproximadamente; con el alemán un 2,6%; con el francés un 2% y con el italiano un 1,1%. Sin embargo, el sentimiento del mercado volvió a cambiar el jueves pasado, en ese encuentro del BCE.

El mercado reaccionó al mensaje de Draghi comprando deuda europea, de forma general, haciendo que el bono español recupere en precio desde ese momento más de la mitad de lo que se había perdido hasta entonces: frente al 2,4% de pérdidas anuales que generaba el bono, en este momento ya sólo se pierde un 0,77%. Con la deuda italiana el efecto ha sido todavía más fuerte, haciendo que se pasase de perder más del 1% a ganar, en este caso, un 0,1% anual con estos títulos.

Paciencia con los estímulos

Esta reacción demuestra que se ha interpretado el mensaje del economista italiano como prudente: los estímulos no terminarán tan pronto como se podía prever, y se ha abierto una última ventana de oportunidad para rascar algo de rentabilidad en la renta fija europea antes de que termine definitivamente el apoyo de BCE y se puedan producir ventas generalizadas de deuda, como ocurrió en EEUU cuando la Fed desmanteló un programa similar, en el año 2013, el llamado taper tantrum.

Y es que Draghi lanzó un mensaje de prudencia, dejando abierta la posibilidad de que el QE pueda alargarse después de octubre de 2018 -en principio, el programa se ha ampliado hasta esa fecha-, evitando pronunciar la palabra tapering y, sobre todo, haciendo hincapié en varias ocasiones en la importancia que tiene su plan de reinvertir los vencimientos de los títulos de deuda que tiene la entidad en cartera en este momento. Jacobo Blanquer, consejero delegado de Tressis Gestión, destaca cómo "con los datos macroeconómicos que hemos visto últimamente en Europa, el mensaje del BCE más dovish para la renta fija, y sin inflación, el QE va a seguir más tiempo, lo que dará lugar a tipos bajos" en la renta fija europea.

El riesgo de la cautela

Según la opinión de muchos expertos la decisión de Draghi de aguantar el tipo -literalmente- y no ser más agresivo con la normalización de las políticas monetarias puede generar problemas en el futuro. April LaRusse, especialista de producto senior de renta fija en Insight1, parte de BNY Mellon, destaca cómo "la flexibilización cuantitativa -QE- ha sido fantástica en cierto modo y los inversores han obtenido una buena rentabilidad de un activo que casi no tiene riesgo de incumplimiento -la deuda pública-. No obstante, la actuación de los bancos centrales ha generado una falta de liquidez en el mercado, con lo que han sustituido un problema por otro. Todo se ha distorsionado, y muchos activos son inusualmente caros", destaca la experta.

Así, teniendo esto en cuenta, conviene que el inversor esté alerta de los riesgos que conlleva invertir ahora, una vez se ha aprovechado el que parece ser el último tirón alcista en los precios de los bonos europeos. Torsten Sløk, economista jefe internacional en Deutsche Bank Securities, destaca, en este mismo sentido, que "cuanto más tiempo espere el BCE en reconocer la fortaleza de los datos económicos de la eurozona, más fuerte será la reacción del mercado una vez la entidad cambie definitivamente su tono. La primera ficha del dominó será el bono a 10 años alemán". Estos títulos, de hecho, son los que menos rentabilidad ofrecen del abanico de deuda de países de la eurozona: en este momento rentan un 0,37%, y el mercado cuenta -como ya se cuestionó a Draghi en la rueda de prensa de la última reunión de la entidad- con que el BCE tenga problemas para seguir comprándolos bajo el paraguas del QE, ya que existe una escasez de bonos germanos en el mercado para cubrir la demanda de la entidad.

Ante un más que posible revés de la renta fija europea, LaRusse destaca algunas opciones que tiene el inversor: "En este entorno, la capacidad de adoptar una duración negativa" -invertir a la baja en renta fija con fondos que se dedican a ello- "y de tomar posiciones cortas puede ayudar a los inversores en deuda", explica la experta.

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