
Se busca ganador del proceso de transformación que vive el sector del automóvil ante la irremediable electrificación de la movilidad. Es una de las grandes incógnitas que sobrevuelan el mercado actualmente: quién diseñará el coche verde que marque una nueva era, tal como lo hicieron, hace décadas, el escarabajo de Volkswagen, el Mustang de Ford, el Renault 5 o, incluso, el 600 de Seat en España.
"Todos intentamos averiguar qué fabricante saldrá vencedor de la carrera de los vehículos eléctricos", reconoce Tomás Pintó, director de inversiones de renta variable europea de Pictet AM, quien admite que su equipo y él mismo no cesan en la tarea de buscar "quién está mejor situado"... y no lo encuentran. "Es muy difícil poner un número a tantas variables, pero alguno ganará, por supuesto", concluye el gestor.
El tiempo corre en contra del sector europeo del automóvil, ante la irrupción de las propuestas de Tesla y de los nuevos actores chinos, y eso que cuenta con un crucial respaldo político. En conjunto, los fabricantes recuperan 23.000 millones de euros en bolsa desde que la actual presidenta de Alemania, Angela Merkel, prometió, en plena campaña electoral, más ayudas para reducir la contaminación que provocan los vehículos diésel, y así evitar que se prohíba su circulación en las ciudades. Fiat sube 14 por ciento, Volkswagen y Renault repuntan cerca de un 9 por ciento y BMW, Peugeot y Daimler un 8 por ciento. De esta manera, la canciller, clara favorita en las comicios presidenciales que se celebrarán este domingo dilata el proceso de transformación de las grandes automovilísticas del Viejo Continente hacia la producción de modelos híbridos y eléctricos.
"Normalmente, hablar de transición es una forma edulcorada de decir que se ha agotado el crecimiento, aunque, en el caso de las automovilísticas europeas, parece que están aprovechando sabiamente las buenos tiempos para prepararse -invirtiendo a gran escala- para un contexto futuro que requerirá vehículos que emitan menos o nada", reflexiona Michael J. Tyndall, analista de Citi, en el marco del Salón de Frankfurt, uno de los eventos más importantes para el sector, en el que se exhiben las metas hacia dónde apunta el futuro de los fabricantes.
Volkswagen, BMW, Daimler, Renault... Todas las grandes compañías europeas han insistido en presumir de sus modelos más verdes y de inversiones millonarias para garantizar el éxito de la transformación, que se han visto obligadas a acelerar en los últimos años, ante la sucesión de escándalos que se inició con el caso Volkswagen y por la aparición de nuevos competidores, algunos tan fanfarrones como Tesla, de la que, a pesar de su positivo comportamiento en bolsa -sube un 1.100 por ciento en los últimos cinco años-, no se espera que presente ganancias brutas hasta 2018.
A principios de mes, Merkel arrimó el hombro en este proceso, al prometer un incremento de 500 millones a 1.000 millones de euros para el Fondo de Movilidad de Alemania y al admitir que la intención de este regalo es ganar tiempo mientras "los fabricantes desarrollan vehículos eléctricos". "El sesgo conciliador de la promesa de Merkel con el diésel está detrás de las subidas en bolsa", reconoce Óscar Rodríguez, analista de Banco Sabadell, quien, aunque advierte de que este tipo de mensajes hay que "analizarlos en clave electoral", reconoce que "es una primera noticia positiva" en un sector muy maltratado.
"Este último mensaje estaría alineado con la opinión general de los fabricantes: migración progresiva hacia tecnologías más limpias pero con el apoyo de los gobiernos y evitar demonizar al sector o al diésel, ya que ambos son claves para gran parte de la población y para el cumplimiento de los objetivos de emisiones de CO2", concluye el experto.
Largo plazo
"Los inversores deberían preocuparse menos por las ganancias de los próximos trimestres y centrarse más en la transición del modelo de negocio de las automovilísticas", incide Michael J. Tyndall, quien cree que, aunque el crecimiento sea moderado a corto plazo -las estimaciones apuntan a que los beneficios brutos del sector se incrementarán a un ritmo anual de poco más del 2 por ciento hasta 2020-, "el fabricante que demuestre que su transición es viable será recompensado generosamente".
Más allá del crecimiento de los beneficios, otras fortalezas fundamentales hacen atractivo al sector para el inversor que piensa en el largo plazo. En conjunto, las automovilísticas cotizan a un PER (veces que las ganancias están recogidas en el precio de la acción) medio de 6,5 veces, según los beneficios estimados para 2018, por debajo de cómo lo ha hecho durante los últimos 5 años. Mientras, todavía no se espera que Tesla normalice el multiplicador de beneficios en los tres próximos ejercicios.
Las dos compañías que se compran más baratas por PER son también las más recomendadas por los analistas: Renault y Volkswagen. Sin embargo, el dividendo más atractivo es el que ofrece Daimler. Se prevé que los pagos que realizará la alemana que comercializa Mercedes-Benz durante el próximo ejercicio alcanzarán una rentabilidad superior al 5 por ciento. Por encima del 4 por ciento se quedan los de BMW y Renault. Y en el 3,5 por ciento la de la retribución de Volkswagen.