ALMIRALL
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Si ayer no fue una jornada para echar cohetes, la de hoy tampoco se está quedando atrás. Después de que la farmacéutica Almirall anunciase ayer un 'profit warning' (rebaja de previsiones) los inversores se lanzaron a vender títulos, provocando una caída de más del 24%. Hoy cierra con una nieva caída del 9,69% en 8,85 euros por acción.
Hoy, aunque menos cruda, la tónica es similar y los títulos se han dejado casi un 10%, lo que implica visitar cotas no vistas desde 2013. De este modo, la compañía ya se deja este año más de un 37% en el parqué, en el que sería su peor ejercicio desde 2008.
Ante esta situación han sido varias las casas de análisis que han decidido recortar sus valoraciones. Es el caso de Credit Suisse que ha pasado de 'neutral' a 'infraponderar', es decir, reducir el peso de la firma en las carteras. Pero la firma de inversión no se ha quedado ahí y su precio objetivo ha sufrido un 'tijeretazo' del 37,5%, desde los 16 euros hasta los 10 euros.
Exane BNP Paribas tampoco se ha quedado atrás y ha decidido bajar su precio objetivo casi en un 42%, desde los 18 euros, hasta los 10,5 euros actuales. Asimismo, su recomendación ha pasado de 'sobrepondera' a 'mantener'. En el caso de BPI, su recomendación ha permanecido sin cambios en 'mantener', pero el 'precio justo' que cree que deben tener los títulos de Almirall ha pasado de 17 euros a 11,2 euros, un 34% menos.
En este contexto, la compañía recibe recomendaciones de compra por primera vez desde el mes de abril. Mientras que un 16,7% de los expertos aconseja deshacerse de las acciones, un 33,3% recomienda mantener, frente al 50% que aún aconseja comprar.
Problemas en Estados Unidos
Toda la espiral negativa en la que se ha visto envuelta Almirall tiene su origen en Estados Unidos. Según comunicó la empresa detectó un grave problema en sus ventas en el país norteamericano, donde los ingresos ya habrían caído un 30% y que afectará a todo el grupo. Así, Almirall espera que este año su facturación y su beneficio se reduzcan en un 10%.
Según la propia firma, el problema viene del llamado Programa de Asistencia al Paciente, un sistema por el que las propias farmacias costean buena parte del precio del medicamento a aquellas personas que acreditan falta de recursos y, en el caso de la compañía española, se habría detectado "un nivel significativo en la adjudicación inadecuada de tarjetas".