Bolsa, mercados y cotizaciones

El camino alcista de Wall Street tendrá su bache cuando el bono llegue al 3,5%

  • Es el nivel en que los gestores prevén un mercado bajista
  • Los inversores siguen eufóricos en bolsa, al anticipar recortes de impuestos

Entre las expectativas de una reforma fiscal de gran calado que podría llegar en agosto, una inflación que repunta, una Reserva Federal al acecho y el cúmulo de promesas económicas de la Administración de Donald Trump, los inversores continúan exultantes y sin freno en la autopista bursátil.

Con el S&P 500 acumulando una rentabilidad del 10,8% desde el pasado 8 de noviembre y el Dow Jones acercándose ya a los 21.000 puntos, no existen señales de fatiga en el horizonte, pese a que la renta variable a este lado del Atlántico comienza a estar cara.  

"Dado el elevado valor de las acciones estadounidenses, los inversores deben profundizar para encontrar oportunidades en este mercado", señalan desde la gestora BlackRock. "Aunque hay excepciones en Estados Unidos, preferimos buscar oportunidades en Europa, Japón y algunos mercados emergentes asiáticos", añaden. 

Durante la última reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) varios de los funcionarios allí presentes justificaron este auge en base "a la anticipación de que una rebaja de impuestos y una política fiscal expansiva acabarán por impulsar los beneficios". Una situación que desde el banco central estadounidense advertían que "podría no materializarse". En este sentido, también se mostraron preocupados por la inconsistencia que existe entre la baja volatilidad y la incertidumbre que debería generar la aplicación o no de dichas políticas.  

Posibilidad de una fase bajista

Sin embargo, el escollo en el camino de la renta variable no es tanto la implementación de los planes económicos del inquilino de la Casa Blanca sino el comportamiento de los rendimientos del bono del Tesoro a 10 años, aunque ambos factores estén implícitamente relacionados.  

Según la última encuesta global a gestores de fondos que elabora Bank of America Merrill Lynch, en estos momentos la rentabilidad del Treasury "es demasiado baja como para entorpecer la carrera alcista de la renta variable patria". Aún así, el 64% de los gestores sondeados estimaron que si el bono americano tocase niveles de entre el 3,5% y el 4% podríamos entrar "en un mercado bajista".  

Teniendo como referencia este punto de inflexión, se puede comenzar a hacer cábalas sobre cuánto recorrido tienen todavía las acciones de las cotizadas norteamericanas. "Consideramos que durante las próximas semanas, el mensaje derivado de las actas de la Fed y el discurso de Trump ante el Congreso el próximo 28 de febrero siguen poniendo una presión alcista en los tipos de interés", señala Ralf Preusser, analista de BofAML. Precisamente, el banco estima que el bono americano a 10 años terminará el año con un rendimiento del 2,85%.  

Quien fuera el rey de la renta fija, Bill Gross, gestor de Janus Capital, advertía a comienzos de este mes que si el Banco Central Europeo y el Banco de Japón eliminasen su dieta a base de bonos soberanos "la rentabilidad del Treasury a 10 años subiría rápidamente al 3,5% y la economía de Estados Unidos estaría abocada a una recesión". Dicho esto, "la bondad" de los bancos centrales internacionales servirá de colchón para que esta subida sea algo más gradual y su efecto en la renta variable siga siendo limitado, por no decir inexistente. 

Previsiones ambiguas

De todas formas, desde Goldman Sachs consideran que la rentabilidad del bono del Tesoro americano cerrará 2017 en el 3%. Un nivel que se acercaría a la zona de peligro en un momento en que David Kostin, su estratega jefe en EEUU, considera que los inversores se acercan "a un punto máximo de optimismo".  

"Por un lado, inversores, gestores y las encuestas macroeconómicas sugieren un aumento en el optimismo sobre el crecimiento económico futuro", señala en su último informe distribuido esta misma semana. "Por otro, muchos analistas han recortado las proyecciones de beneficio ajustadas un 1% desde la celebración de las elecciones y los datos macroeconómicos duros mostraron sólo una modesta mejoría", añade. 

Es por ello que Kostin y su equipo mantienen un cálculo relativamente pesimista para el S&P 500, que consideran que subirá un 2% más antes de tocar techo y recortar hasta un 4% cerrando el año en los 2.300 puntos, casi un 2% por debajo de los niveles actuales. Además, el banco liderado por Lloyd Blankfein estima que la reforma fiscal no dará sus frutos hasta 2018. 

"Si un mayor crecimiento acaba por materializarse, la situación llegaría acompañada de una mayor inflación y más subidas de tipos, por lo que se convertiría en un viento en contra para la renta variable", avisa Stephanie Flanders, estratega jefe de mercado de JP Morgan Asset Management.

Dow Jones: 10 sesiones al alza

El índice estadounidense volvió a establecer ayer nuevos máximos de todos los tiempos, tras ligar 10 días consecutivos de subidas en el parqué, una racha alcista no se veía desde hace casi 4 años, en marzo del año 2013. Ayer, a media sesión de Wall Street, el selectivo se mantenía en el entorno de los 20.820 puntos, con un alza cercana al 0,2%. En el acumulado de las últimas 10 sesiones de subidas el índice suma más de un 3,7%, siendo Cisco, Nike y Boeing las empresas más alcistas en este periodo, con avances cercanos al 9% para la primera, y 8% para las dos siguientes. La otra cara de la moneda han sido Intel, Chevron y Coca-Cola, siendo estas tres las únicas firmas que han caído en este periodo.

Eso sí, sólo Intel pierde más de un 1% durante estos 10 días. En lo que va de año el índice estadounidense sube más de un 5,3%, un avance similar al que experimenta el S&P, del 5,6%, mientras la tecnología está siendo más interesante para los inversores: el Nasdaq repunta más de un 8%.

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