Bolsa, mercados y cotizaciones

La renta fija global pierde un 3,9% en noviembre, su peor mes en los últimos 26 años

  • Donald Trump cierra un ciclo alcista de los bonos que duró casi 30 años

La renta fija ha dado alegrías al inversor durante los últimos 30 años. Un ciclo alcista que, para muchos expertos, estaba ya próximo a su fin. El detonante no ha sido otro que la victoria de Donald Trump. Solo en noviembre, el mes en que se alzó con la Casa Blanca, el precio de los bonos a nivel global se ha desplomado casi un 4%. Se trata del peor mes desde 1990.

El índice que recoge la evolución de esta deuda, el Bloomberg Barclays Global Aggregate Total Return, ha perdido en noviembre 1,7 billones de dólares, en su peor mes de los últimos 26 años. Solo en noviembre de 2010, el indicador sufrió un descenso similar, aunque menor, del 3,8%.

Desde que el mercado empezase a descontar que las políticas expansivas de Donald Trump se traducirán en mayor crecimiento e inflación y, por tanto, en un cambio en las políticas de los bancos centrales, los inversores han empezado a deshacer posiciones a marchas forzadas de este activo. En Estados Unidos, la probabilidad que da el mercado a que la Reserva Federal suba los tipos de interés se sitúa en el 100%.

En Europa, sin embargo, la expectativa es que el fin de los estímulos aún se retrase. El mercado retrasa cualquier normalización en el precio del dinero más allá de 2018 y, en cuanto a la reunión del próximo 8 de noviembre, UBS, por ejemplo, estima que la institución anunciará una extensión de seis meses más del QE (o programa de estímulos), hasta septiembre de 2017, con compras de 80.000 millones de euros al mes. Será para entonces, en su opinión, cuando podría llegar el famoso tapering.

"Mucha gente está empezando a pensar que es el final de una época alcista", apunta Roger Bridges, jefe de estrategia global de Nikko AM en declaraciones a Bloomberg. Lejos de ser una corrección puntual, existe consenso entre las casas de análisis a la hora de pensar que el precio de los bonos seguirá ajustándose y, por tanto, ocasionando pérdidas a las carteras poniendo fin, así, a 30 años de subidas.

A pesar de las caídas que la deuda ha experimentado en noviembre, no obstante, las abultadas ganancias de la primera parte del ejercicio hacen que un inversor que entrase en enero aún conserve un saldo positivo y gane en torno a un 2,56% en 2016.

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