
Hillary Clinton o Donald Trump. Demócratas o republicanos. Ocupe quien ocupe la Casa Blanca durante los próximos cuatro años se verá obligado a incrementar el gasto público en defensa en Estados Unidos ante la tensión geopolítica y el riesgo terrorista. Las compañías que desarrollan armamento militar cotizan ya una mayor inversión y ven cómo mejoran sus expectativas
"Sea cual sea el resultado electoral, es poco probable que se produzcan recortes significativos en el presupuesto de defensa de los Estados Unidos ante el actual contexto internacional", reflexionan desde Fidelity International. Las potencias armamentísticas llevan meses pavoneándose: las maniobras rusas en Crimea, la respuesta de la OTAN en Polonia, la actividad militar en el Mar de China... Este panorama geoestratégico y el terrorismo yihadista que ha puesto en alerta al mundo occidental adelantan "una prolongación de la política exterior" de la primera economía del mundo gane quien gane la carrera a la presidencia, según coincide el equipo de análisis de Citi. "Los republicanos son más propicios al gasto militar, lo cual no significa que los demócratas vayan a reducirlo", resume Miguel Ángel Bernal, profesor del IEB.
La mejor prueba es que, en sus ocho años como presidente de los Estados Unidos, Barack Obama no lo ha hecho. Todo lo contrario. Lo ha elevado cerca de un 40 por ciento, desde los 422.308 millones de dólares en los que se situaba el gasto público en defensa en 2008, hasta los 583.000 millones presupuestados para 2016. "Es una tendencia que se ha mantenido históricamente", recuerda Citi. Y, de cara al futuro, parece estar garantizada la continuidad.
"Hillary Clinton se ha mostrado incluso más agresiva que su predecesor en cuanto al uso de fuerza militar", incide Javier Urones, estratega de XTB, quien explica que, de hecho, "ha sido la candidata a la presidencia que ha recibido más donaciones desde este sector". Por su parte, "no es ninguna novedad", continúa el experto, que "la idea de América grande de Donald Trump implique una inversión importante en defensa". Además, "apoya claramente la tenencia de armas y ha manifestado su intención de rebajar las restricciones que tiene este sector", remata el analista.
Es por eso que, llegue Clinton o llegue Trump a la presidencia de los Estados Unidos, surgirán otras ganadoras de las elecciones: las compañías de defensa. Sobre todo, las norteamericanas cuyo mayor cliente es precisamente la Administración Pública. Las más grandes son Raytheon, General Dynamics, Northrop Grumman y Lockheed Martin. Las cuatro cotizan con subidas de más del 10 por ciento en 2016 la tensión internacional y el esperado incremento en el gasto en armamento en los próximos años. Asthon Carter, actual secretario de defensa de los Estados Unidos, ya lo adelantó en febrero: "Tenemos que hacerlo para anticiparnos a las amenazas, en momentos en los que otros estados intentan acceder a las ventajas de las que nos hemos beneficiado durante décadas".
Las expectativas, sin duda, son positivas. El consenso estima que las 10 compañías más capitalizadas del sector en Estados Unidos incrementarán sus beneficios un 7 por ciento en los dos próximos años. Sobre seis de ellas -Raytheon, General Dynamics, Orbital ATK, L-3, Flir Systems y BWX- los analistas emiten la recomendación de adquirir sus acciones. "La situación de amenaza es el mayor impulso", concluyen desde Citi.