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El crudo a 55 devolverá el 'statu quo' del dividendo a las petroleras europeas

  • Necesitan ese nivel en 2017 para asegurar inversiones y retribución

Desde que el crudo visitó durante el mes de enero sus mínimos de 2003 al quedarse por debajo de los 30 dólares, el precio del barril de Brent -de referencia en Europa- ha experimentado un ascenso del 75%, hasta alcanzar niveles cercanos a los 50 dólares. Esta subida ha dado un respiro a las petroleras -se revalorizan en lo que va de año un 8%, convirtiéndose en el segundo sector más alcista por detrás de los recursos básicos-, pero aún necesitan un último empujón para asegurar la retribución a sus accionistas.

En este contexto, desde Barclays consideran que las compañías europeas requieren que el petróleo se sitúe en 55 dólares en 2017 para poder cubrir sus dividendos. Durante los últimos 4 meses el Brent ha tenido un precio medio de 49 dólares por barril, por lo que todavía debería subir un 12% para hacer sostenibles las retribuciones de las empresas del sector.

En cualquier caso, el consenso de mercado recogido por Bloomberg espera que este año el oro negro finalice con un precio de 51 dólares por barril y que el próximo ejercicio promedie 56 dólares a lo largo del año, con lo que las petroleras lograrían beneficios suficientes para financiar tanto sus inversiones como sus dividendos, algo que no conseguían desde el desplome de los precios del crudo.

De hecho, de acuerdo con los cálculos de la entidad británica, la mayor parte de las compañías del sector en el Viejo Continente podrían ser capaces de retirar el scrip (remuneración con amplaciones de capital) antes de 2018 a un precio de 60 dólares por barril, "aunque para algunas podría llegar antes". Por su parte, el equipo de análisis de UBS es menos optimista y cree que podrían cubrir sus inversiones y sus dividendos con un precio de 58 dólares en barril, un 3,5% por encima de las previsiones del consenso. En cualquier caso, son mayoría los expertos que esperan que el exceso de oferta de petróleo se corrija durante esta segunda mitad del año: "En ausencia de cualquier intervención de la OPEP, esperamos que las leyes económicas corrijan lentamente el mercado de petróleo a lo largo de su camino hasta el reajuste", señalan desde la entidad helvética.

En Jefferies consideran que el mercado "está en las fases iniciales de una recuperación sostenible pero prolongada" y, en este sentido, creen que oferta y demanda "transitarán hasta equilibrarse" y que "a finales de este año se llegará a un exceso de demanda". De momento, los payout de las grandes compañías del sector en el Viejo Continente se disparan este ejercicio hasta niveles alarmantes -alcanzan una media del 190%-, una situación que cambiará radicalmente el año que viene, cuando se espera que solo necesiten emplear el 80% de sus ganancias para retribuir. "Creemos que los dividendos son sostenibles", explican desde Barclays, donde reconocen que "hay falta de caja para pagar el dividendo este año, pero creemos que el breakeven para cubrir los dividendos de 2017 está en 55 dólares y la barrera está lista para caer más teniendo en cuenta el potencial existente para más mejoras en la eficiencia". 

De media, las grandes compañías petroleras europeas ofrecen una rentabilidad por dividendo que alcanza el 5,6%, si bien algunas de ellas como Total, Statoil, Repsol y Shell edulcoran este pago mediante el uso del scrip dividend, que para quien cobra en metálico supone una dilución en el capital. Dentro del sector, los pagos más suculentos son los de Shell, que se espera que con cargo a 2017 abone 1,66 euros por título, lo que ofrece una rentabilidad a los precios actuales del 7,2%.

El principal punto de apoyo de las compañías del sector a la hora de mejorar su eficiencia ha sido el brutal recorte de los gastos, una tendencia que se espera que continúe: desde UBS prevén que la inversión en bienes de capital se recorte en el segmento a nivel global un 23% en 2016 y desde Bernstein recuerdan que los costes de producción retrocedieron un 19% en 2015 y esperan "que caigan aún más en 2016". 

Por compañías

Aún así, las variaciones en los precios necesitados entre las distintas petroleras son notables. De este modo, según UBS, Shell sería la compañía que necesitaría un precio del petróleo más bajo para generar caja después del pago de su dividendo -si bien parte del mismo es en papelitos-, con algo más de 40 dólares (ver gráfico). 

La segunda en la lista es Repsol, ya que la española necesitaría que el precio se situase en torno a los 45 dólares. Eso sí, para poder retribuir a sus accionistas completamente en efectivo, la compañía presidida por Antonio Brufau precisaría que el precio del crudo se elevase hasta los 55 dólares. 

El dirigente de la empresa pronosticaba en abril que oferta y demanda de petróleo "se cuadrarán a lo largo del segundo semestre" y que el precio de barril puede subir a 60 o 70 dólares a finales de 2016. 

Por su parte la firma que necesita un precio del barril de petróleo más alto para poder cubrir sus pagos es BP, que requiere que ascienda hasta los 70 dólares. Mientras, tanto Galp como Total precisan que el oro negro se quede en torno a los 60 dólares. 

Más beneficios

Desde que el barril de crudo comenzó su desplome en el año 2014, las perspectivas de las compañías del sector han sufrido un importante retroceso. Sin embargo, con la recuperación del precio -ya se eleva un 75% desde los mínimos marcados este año- y después de que las petroleras se hayan apretado el cinturón, las previsiones para las compañías han comenzado a mejorar. 

De acuerdo con los cálculos de Bernstein, el beneficio por acción (bpa) de las compañías del sector del Viejo Continente se incrementa un 2% por cada 1% que sube el precio del crudo.  En concreto, la noruega Statoil es la empresa que está más relacionada con los vaivenes del precio del petróleo y en la casa de análisis calculan que por cada movimiento del 1% del crudo el bpa previsto se desplaza un 2,6%. Por contra, la portuguesa Galp es la menos sensible -con un 0,4%- y Repsol la segunda menos influenciada -con un 1,2%-. 

La compañía española ha sido la que más ha visto mejorar la opinión de los expertos sobre sus beneficios. Desde que en el mes de abril sus perspectivas de beneficio para este ejercicio tocaron fondo por debajo de los 700 millones de euros, las previsiones de los analistas se han duplicado y ya se esperan más de 1.500 millones de ganancias este año.Esta mejora es muy superior a la que ha experimentado BP, que ha sido la segunda más premiada.

Sus perspectivas de 2016 se han elevado un 55%, hasta los 2.700 millones.  Por su parte, la italiana Eni ha visto cómo las previsiones sobre su beneficio neto no levantan cabeza: se esperan ganancias de menos de 250 millones de euros para este ejercicio, si bien en 2017 se recuperará notablemente hasta superar los 2.500 millones de euros. Mientras, para el próximo año las expectativas de ganancias de Repsol han mejorado más de un 34% y se prevén 1.650 millones de euros de beneficio neto, un 10% más de lo esperado para este año. 

Después de que las agencias de calificación reiteraron el rating de Repsol -uno de los principales temores del mercado era que perdiese el grado de inversión, lo que habría dejado su deuda fuera del alcance de muchos fondos de inversión y del programa de compra de deuda corporativa de Mario Draghi-, lo peor ha pasado para la compañía española. 

De hecho, en lo que va de año se apunta un ascenso del 18% en el parqué, lo que convierte a la empresa en el sexto valor más alcista del Ibex 35. Además, ha vuelto al top ten por capitalización del índice español de referencia, con un valor en bolsa de más de 17.500 millones de euros, en décima posición, por delante de ArcelorMittal y por detrás de Amadeus.

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