
La promesa que realizara César Alierta antes de abandonar la presidencia de Telefónica podría no cumplirse. Los expertos creen que el pago de 0,75 euros por acción comprometido para la próxima década no es sostenible, con independencia del resultado de la venta de su filial británica, O2; una operación a la que la compañía sí ha condicionado la retribución al accionista en 2016. En caso de no salir adelante, el primero de los pagos con cargo a 2016 -de 0,35 euros- volverá a ser en scrip (en acciones).
Los analistas van más allá y estiman que la teleoperadora podría reducir su dividendo en torno a un 20% a partir de 2017, hasta los 0,60 euros por acción. En caso de ser aprobada esta caída "supondría un ahorro de unos 700 millones de euros, alrededor de un 2% de su deuda financiera neta", aseguran desde Sabadell.
"No deja de ser un compromiso que estaba encima de la mesa y que la nueva dirección ha querido respetar para este año", reconoce Víctor Peiró, director de análisis de Beka Finance, pero que "carece de sentido" en una empresa que "tiene una deuda 3 veces superior a su ebitda", de las más elevadas del sector.
Mientras que fuentes de la compañía siguen defendiendo que no modificará su política de retribución al accionista, los expertos consultados apelan a tres aspectos clave que justificarían una futura rebaja del dividendo: la abultada deuda de la compañía (rozó los 50.000 millones de euros a cierre de 2015); la falta de generación de caja para mantener un dividendo que ofrece una rentabilidad superior al 8%, según datos de Bloomberg; y la repercusión que podría tener la combinación de ambas sobre su rating.
"Lo lógico es normalizar los pagos. Es mejor tener un buen dividendo durante mucho tiempo sin ningún problema de deuda", asegura Iván San Félix, analista de Renta 4, que mantener otro más elevado que "esté presionando" las cuentas de la compañía. Y, en este sentido, desde Banco Sabadell apuntan a que éste podría redirigirse hacia la media del sector, donde la rentabilidad se encuentra "en niveles del 5,3%", en 0,60 euros.
Los números no salen
Desde que Telefónica presentara sus resultados correspondientes al primer trimestre del año el pasado 29 de abril, hasta trece casas de análisis han revisado sus estimaciones de beneficio para la compañía. La cuestión es que una gran mayoría -nueve de ellas- lo han hecho a la baja, rebajando su previsión de beneficio por acción (bpa) de cara a 2016 y, lo más importante, todas las estimaciones sitúan al bpa de Telefónica por debajo del dividendo por acción esperado en 0,75 euros -ver gráfico-.
Telefónica debería destinar más del 100% de sus ganancias (pay out) a retribuir a sus accionistas, algo que, sin embargo, sería posible puesto que "muchas empresas lo hacen", como reconoce Esther Gutiérrez, analista de Bankinter, tirando, por ejemplo, de reservas o aumentando su deuda con tal de hacer atractiva la retribución al inversor. El problema es que "en compañías con mucha deuda no sería lo más aconsejable", concluye.
Según las estimaciones realizadas por el consenso de mercado, tanto en 2016 como en 2017 Telefónica debería destinar más dinero del ganado en pagar a sus accionistas, en base a un dividendo plenamente en efectivo. Con cargo este año, sólo en el pago a sus accionistas, la firma liderada por José María Álvarez-Pallete debería emplear un 15% más de un beneficio que, prevén los analistas, se situará en los 3.240 millones de euros. Esto, claro está, si se mantiene la retribución en metálico.
El próximo 19 de mayo es la fecha límite para que los responsables de Competencia de la Unión Europea den a conocer su decisión definitiva sobre la venta de O2 a Hutchison, una posibilidad a la que los expertos de Sabadell dan tan sólo un 15%, debido a que esta operación se ha convertido más en una cuestión orgullo nacional a raíz del riesgo de Brexit. Ese mismo día, Telefónica pagará a sus accionistas un dividendo de 0,40 euros por acción.