
Con Wall Street en zona de soportes críticos y la posibilidad de que se forje un rebote cada vez más cerca, el descuento con el que cotiza la bolsa europea y americana, así como el recorrido de doble dígito que ofrecen los principales mercados, avalan que ya no es momento de vender.
Nada garantiza que no se produzcan más caídas en los próximos días, aunque el rebote se encuentre cada vez más cerca. Lo anticipa que Wall Street cotice en zona de soportes críticos. Pero si todavía no ha vendido, los fundamentales de las bolsas avalan que ya no es el momento de hacerlo. Lo es de empezar a construir cartera. Europa empieza a cotizar con descuento respecto al multiplicador histórico que se ha pagado por su beneficio, al igual que el S&P 500 o el Nasdaq 100 en Estados Unidos. A ello se une, además, un recorrido superior al 20 por ciento en todos los índices. La potencial caída, sin embargo, no supera en ningún caso el 10 por ciento.
"Los grandes inversores han empezado a tomar posiciones en el S&P 500 en los mínimos de esta semana", explica Miguel Ángel Paz, director de gestión de Unicorp. "El saldo comprador de las operaciones de más de 10.000 títulos comienza a crecer a pesar de que el índice sigue cayendo y es la primera vez que ocurre desde mayo del año pasado", añade. La explicación se encuentra en que, a pesar de que el miedo sigue presente en el mercado, los fundamentales que hacían recomendar a propios y extraños estar en bolsa este año siguen intactos.
Es más, a pesar del deterioro en la expectativa de ganancias de las bolsas en el último trimestre -del 5 por ciento en la europea y del 4 por ciento en la americana-, quien entre ahora en el EuroStoxx 50 tardaría 12,7 años en recuperar su inversión por la vía del beneficio frente a los casi 14 años que se han necesitado de media a lo largo de su historia. Y el descuento se repite en Wall Street.
Aún así, el consenso de mercado recogido por FactSet prevé que las cincuenta cotizadas más grandes del Viejo Continente logren ganancias conjuntas por valor de 184.200 millones de euros este año, que es un 16 por ciento más de lo que consiguieron el pasado. "Los mercados de renta variable suben acorde al crecimiento de los beneficios empresariales. Si aumentan, la bolsa tiene que subir y la que más debería hacerlo por beneficios es la europea", señala Rose Marie Boudeguer, directora del servicio de estudios de Banca March.
Mientras esto no cambie, las caídas han dotado de atractivo además a los dividendos que desembolsan las cotizadas a ambos lados del Atlántico. En el caso de las españolas, por ejemplo, la rentabilidad vuelve a situarse en torno al 4,5 por ciento por primera vez en un año y la de las europeas le pisa los talones. Desde que se inició el ejercicio ha crecido 0,2 puntos, hasta batir el 4 por ciento.
Mucho potencial a la vista
Además, los desplomes sufridos en el mercado han tenido un segundo efecto y ha sido el de destapar recorridos suculentos que superan con creces las potenciales caídas. Con Wall Street en torno a la zona de los mínimos de agosto del año pasado y marcado en buena parte el devenir de las bolsas europeas, el precio objetivo que los expertos dan a índices como el Nasdaq 100, que se encuentra a 8 por ciento de mínimos, deja margen para que suba un 29 por ciento a doce meses vista. Más cerca de tocar su suelo se encuentra el Dow Jones -a un 4 por ciento-, sin embargo podría revalorizarse hasta un 20 por ciento. Esta ecuación rentabilidad-riesgo en la que hay más que ganar que perder resulta igual de atractiva en el mercado europeo.