Bolsa, mercados y cotizaciones

Quién descarrilará si China se desinfla

En el peor caso posible, el país asiático crecería al 4%: las economías emergentes serían las más perjudicadas, mientras que Estados Unidos encajaría mejor el golpe que el Viejo Continente. La renta variable europea podría retroceder un 24% y el conjunto de compañías de la región pasarían de aumentar su beneficio a un ritmo del 5-10% a una caída del 5-8%.

Durante los últimos meses, China se ha convertido en el foco indiscutible de los dolores de cabeza de todos los inversores. Durante las últimas cinco sesiones los mercados han estado fuertemente penalizados por los temores sobre una ralentización de la economía del gigante asiático -el debilitamiento del yuan ha sido interpretado como un signo de debilidad-. Y es que si la segunda economía del mundo supuso en 2014 el 17 por ciento del PIB global, cuando atraviesa un mal momento los mercados se echan a temblar: una caída de solo el 1,6 por ciento de su divisa frente al dólar y un pobre dato del PMI han servido para poner en jaque a la renta variable de medio mundo.

Con estos ingredientes ¿qué pasaría con la economía mundial si China atravesase el peor escenario posible? Desde UBS creen que este contemplaría un crecimiento del PIB del 4 por ciento (frente a su caso base en el que aumentaría un 6,2 por ciento), una situación que consideran "extremadamente improbable", pero cuyas consecuencias se dejarían sentir de punta a punta del globo. En cualquier caso, según los datos recogidos por Bloomberg, la casa de análisis más pesimista en su escenario base para China en 2016 es Nomura, que prevé un crecimiento del 5,8 por ciento. El consenso de mercado espera que el PIB del dragón rojo se eleve al 6,5 por ciento, pero hace solo un año las previsiones apuntaban a una subida del 6,7 por ciento.

Los emergentes, los grandes perjudicados

Los efectos de una ralentización más brusca de lo esperado en el gigante asiático se dejarían sentir en todo el mundo, si bien desde UBS creen que esto no empujaría a una recesión global. Desde la entidad explican que "aunque las economías emergentes se hayan vuelto una parte fundamental del crecimiento global, sufren más el impacto de los problemas del mundo desarrollado que a la inversa". Para los expertos del banco suizo, las economías más golpeadas serían Asia (excluyendo Japón) y Latinoamérica. Si bien desde la entidad recuerdan que "el impacto del contagio es difícil de predecir y de cuantificar" creen que Asia pasaría de crecer un 5,1 por ciento a hacerlo al 2 y que América Latina -excluyendo a Argentina y Venezuela- pasaría de un aumento del PIB del 0,3 por ciento a una contracción del 1,1 por ciento. Así, en UBS consideran que "los exportadores de materias primas y las economías muy ligadas a China y con numerosos tratos con el país serían probablemente los más afectados", si bien los más castigados por los lazos financieros serían Hong Kong y Singapur.

Dentro del mundo desarrollado el principal afectado sería Japón. Aproximadamente el 17 por ciento de las exportaciones del país nipón tienen su destino final en China. Un escenario de menor crecimiento en la segunda economía mundial implicaría una depreciación del yuan frente al yen, lo que perjudicaría las ventas de Japón en la región y a su economía: desde UBS apuntan que experimentaría una contracción del 0,5 por ciento, lo que supondría el primer retroceso de su PIB desde 2011, cuando cayó un 0,4.

Mientras, la economía europea se vería sensiblemente más perjudicada que la estadounidense: su producto interior bruto crecería 0,8 décimas menos que en un escenario normal y el de EEUU lo haría un 0,5 menos. Sin embargo, las diferencias dentro de la eurozona serían notables, siendo Alemania el principal perjudicado. Según datos de Bloomberg, en 2014 el 7,1 por ciento de las exportaciones alemanas fueron a parar a China, por solo un 2,05 por ciento en el caso español. "Alemania sería quien más sentiría el impacto", apuntan desde UBS.

Caídas en renta variable

El deterioro chino se dejaría sentir en todos los mercados de renta variable, que cada vez están más pendientes de la evolución de la segunda economía del mundo. En este contexto, la bolsa europea podría sufrir un varapalo notable: los expertos del banco suizo sitúan en el peor caso posible el precio objetivo del Stoxx 600 en 260 puntos, lo que supone un retroceso del 24 por ciento desde los niveles actuales.

El castigo de China ya ha provocado un terremoto en los parqués del Viejo Continente desde el primer crash de agosto, con un retroceso del 12 por ciento. Sin embargo, no todos los sectores se han visto igual de afectados: los segmentos que más han caído han sido el de recursos básicos, los bancos y las petroleras. En este sentido, desde UBS señalan a mineras, tecnológicas y al consumo básico como las más expuestas a China.

Al otro lado del Atlántico, las turbulencias de una posible ralentización del gigante asiático también serían reseñables, pero de manera mucho más suave: los analistas del banco creen que el S&P 500 podría retroceder un 10 por ciento desde los niveles actuales. Y es que desde la entidad creen que debido a "los limitados lazos de comercio" entre ambos países (en 2014 solo el 1 por ciento de la facturación del S&P provino de China) consideran que "el efecto sería secundario, por contagio". Así, apuntan a un posible aumento de la volatilidad en Estados Unidos. Además, afectaría a las decisiones de la Fed: desde la entidad esperan 4 subidas de tipos este año y creen que en el peor escenario solo se producirían 2. El mercado descuenta que el primer alza sea en junio.

Caídas en beneficios empresariales

Desde verano, las estimaciones de beneficio a ambos lados del Atlántico no han dejado de caer. Desde el inicio del mes de junio del pasado año en Europa el beneficio por acción (bpa) esperado para este año ha retrocedido un 9,3 por ciento. Aún así, el consenso de mercado todavía espera que el bpa crezca un 5,9 por ciento con respecto a lo previsto para cierre de este año. Sin embargo, si la economía china descarrila UBS considera que el escenario que afrontarían las compañías del Viejo Continente sería completamente distinto del esperado a día de hoy: la casa de análisis espera que las ganancias del Stoxx 600 crezcan entre un 5 y un 10 por ciento en 2016, pero el gigante asiático podría hacer que estos cediesen entre un 5 y un 8 por ciento. En cualquier caso, desde la entidad suiza recuerdan que "los valores expuestos a los mercados emergentes han visto empeoradas sus perspectivas de ganancias por casi 3 años", mientras que "las acciones con una alta exposición doméstica han recibido mejoras en sus previsiones".

La exposición de las compañías estadounidenses a Japón es bastante más limitada -solo el 1 por ciento de la facturación del S&P 500 se produce en China-, lo que hace que las perspectivas para las previsiones del índice sean menos negativas: los analistas de UBS creen que el bpa podría crecer al 3,75 por ciento en el peor escenario posible (frente al 5 que esperan ahora). Sin embargo, algunas firmas americanas ya han comprobado las dificultades que puede acarrearles una ralentización china: la cotización de Apple cayó esta semana por primera vez de los 100 dólares en 15 meses. En 2014 generó el 25 por ciento de sus ventas en China, lo que convierte al país en su segundo mercado más importante, y la firma ya ha anunciado una reducción de la producción del iPhone.

El crudo, a 25 dólares

Desde que en junio de 2014 marcó sus máximos de ese año, el precio del barril de crudo ha sido machacado, hasta el punto de que el barril de Brent se queda por debajo de los 35 euros y se sitúa en mínimos de 11 años. Desde el anterior crash del país asiático el oro negro ya ha retrocedido un 72 por ciento, pero los expertos de UBS creen que este podría ser aún más castigado si China se estanca.

Así, creen que el barril de referencia en Europa podría caer hasta los 30 dólares, lo que supone un descenso de aproximadamente un 10 por ciento adicional. Más duro sería el castigo para el West Texas, de referencia al otro lado del Atlántico: en el banco creen que podría ceder hasta 25 dólares, lo que signifiaría un retroceso del 25 por ciento desde su cotización actual. Un descenso que algunas casas creen que puede ser aún más acusado: el jueves expertos de Bank of America y Citi reconocieron que las probabilidades de que caiga hasta los 20 dólares han aumentado ante la crisis china y la escalada de las presiones geopolíticas entre Irán y Arabia Saudí.

Más caídas en las divisas emergentes

Esta misma semana la cesta de divisas de países emergentes creada por JP Morgan cayó hasta sus mínimos históricos ante las crecientes complicaciones geopolíticas. En 2014 ya cedieron un 12 por ciento y en 2015 el retroceso fue de casi el 16 por ciento. Y este año no parece que vayan a recuperarse: ya acumulan un descenso de casi el 2,5 por ciento en solo 8 sesiones. En este contexto, un descarrilamiento podría hacer caer aún más a las monedas de los países en desarrollo: desde UBS creen que el dólar podría apreciarse entre un 12 y un 15 por ciento frente al conjunto de monedas emergentes, ya que consideran que 600.000 millones de dólares podrían abandonar los mercados en desarrollo y los metales industriales podrían encajar un golpe del 15 por ciento.

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