
Merlin Properties tiene claro que en cinco años quiere tener fuera de su balance el paquete de hoteles procedente de Testa, la ex filial patrimonialista de Sacyr, que adquirió en junio por 1.800 millones de euros. Sin embargo, la sociedad estima que no será hasta el segundo semestre de 2016 cuando se inicie el proceso de venta. El motivo por el que ha decidido retrasar hasta junio esta desinversión se debe a una cuestión de regulación.
El objetivo de la socimi pasaba por utilizar el dinero de la venta para reducir su endeudamiento, que al cierre del tercer trimestre ascendía a 2.939 millones, y acometer nuevas inversiones. El problema es que según la normativa aplicable a las socimis, Merlin debería destinar al menos un 80% del beneficio de la venta como dividendo extraordinario, algo que no encaja en los planes de la compañía.
"Estamos analizando otras opciones jurídicas para evitar esto, y este análisis y su implementación nos va a llevar algún tiempo", explican desde el grupo.
Entre las opciones posibles se encuentra la de lanzar una nueva socimi que se dedique únicamente al negocio hotelero o bien la de crear una sociedad con estos activos para después venderla y, de esta manera, traspasar los hoteles de forma conjunta y sin la necesidad de destinar el 80% del beneficio a la retribución de sus accionistas.
Según explicó Fernando Lacadena, consejero delegado de Testa, a elEconomista, ahora mismo la socimi está centrada en la integración de ambas compañías, "es nuestro objetivo principal".
Además Merlín acaba de cerrar la refinanciación de 1.700 millones de euros de deuda de Testa con un grupo de diez entidades y están preparándose para una emisión de bonos de 850 millones de euros.
Venta del residencial
La socimi, que acaba de entrar en el Ibex 35, también ha iniciado la desinversión de Testa Residencial. En este caso el tema fiscal no afecta de igual manera, ya que las 1.519 viviendas y los 26 locales comerciales que han puesto a la venta se engloban dentro de una sociedad.
"El negocio de residencial está muy ordenado dentro de Testa, se encuentra en una sola entidad, y por tanto la operación no consiste en mover activos, si no transferir acciones", indica Lacadena, que asegura que "esto hace mucho más fácil la transacción, ya que no se contempla la desinversión parcial de unos activos a un inversor y de otros a otro".
El cierre de esta operación, que podría rondar los 280 millones de euros y que ha sido bautizada como Proyecto Creta, estaba previsto para este año, sin embargo, a pesar de que "hay muchas muestras de interés", Lacadena explica que podría retrasarse hasta principios del año que viene.
El directivo aclara que el precio no es un elemento crítico en esta venta, si bien, como en cualquier proceso existen ciertos detalles que deben cuadrarse. En este caso, la sociedad cuenta con una deuda asociada que asciende a 100 millones de euros y por tanto "hay que contar con las entidades financieras para cambiar la titularidad de la deuda".
Asimismo, la venta de Testa Residencial implica el traspaso del equipo profesional que está gestionando este negocio. En total se trata de una plantilla de unos 40 trabajadores entre los Servicers y el equipo de Residencial. En este sentido, el directivo quiso destacar que con la integración de ambas sociedades no se ha producido ningún despido.