
La gestión activa es el mantra de la industria de la inversión colectiva, pero esa etiqueta a veces resulta de lo más engañosa. Esa es, al menos, una de las conclusiones que deja el estudio Indexing and Active Fund Management: International Evidence. Para su elaboración se han estudiado las carteras de los fondos de bolsa de algunos de los mayores países del mundo entre 2002 y 2010 y se ha concluido en que muchos de ellos se limitan a replicar el comportamiento de sus índices de referencia, pese a autodenominarse como de gestión activa.
En concreto, en España el 42% de los 240 fondos activos son en realidad closet index, es decir, replican prácticamente con su cartera la composición del índice al que se referencian. Esto convierte a nuestro país en el octavo de los doce países europeos analizados en el que más porcentaje de fondos mienten con respecto a la gestión que realizan.
Pero el verdadero problema son las altas comisiones que cobran por una gestión que se demuestra casi nula. Y es que, según el estudio, el coste total para el inversor en estos productos es del 2,12% sobre el patrimonio. Una cifra muy superior al 1,51% que cobran los fondos que sí se definen como de gestión pasiva e, incluso, más alta que el 1,97% que soportan en costes los fondos que sí son verdaderamente de gestión activa. "Si comparas la evolución de los fondos de bolsa se ve como el 90% se aparta solo el 1% del índice y te cobran casi el máximo. Hay que vigilar mucho estos productos porque para comprar algo que lo va a hacer igual que el índice, es mejor comprar directamente el índice con un ETF", afirma Antonio Banda, CEO de Feelcapital.
De hecho, esta falta de transparencia ha llevado a los reguladores de algunos países europeos a tomar cartas en el asunto. En Suecia varios inversores han demandado a una gestora ante el regulador por cobrar altas comisiones pese a gestionar de manera pasiva y en Noruega el regulador ha ido más allá ya que obligó a un fondo a gestionar activamente su cartera o a bajar sus comisiones. "Ojalá el resto de reguladores realizaran también esta labor, pero la realidad es que en España el sistema está muy bancarizado y el partícipe se deja llevar por lo que le venden. Aunque la cultura financiera está aumentando hay que tener en cuenta que siempre hemos sido un país de depósitos y ladrillo", afirma José María Luna, director de análisis y estrategia de Profim.
¿Cómo identificarlos?
A falta de contar con el apoyo del regulador para diferenciar entre fondos de gestión activa reales y falsos, los expertos recomiendan fijarse en algunos ratios que pueden dar pistas sobre si un fondo cumple o no con su cometido de estar gestionado activamente.
Por ejemplo, desde Feelcapital, robot de asesoramiento financiero, se estudian 60 ratios de valoración antes de recomendar la inclusión de un fondo en una cartera recomendada, y 20 de ellos están ligados a la gestión activa. Uno de esos ratios es precisamente en el que se han basado los autores del estudio para su análisis. Se trata del active share, un concepto que popularizó precisamente uno de sus autores, Martin Cremers, y que mide el nivel mínimo que un fondo ha de tener para ser considerado de gestión activa. Establece que ese nivel es del 60% o, lo que lo mismo, que un fondo debe tener el 60% de su cartera invertido en valores diferentes a los de su índice de referencia o, al menos, con diferentes ponderaciones (esto hace imposible aplicar este ratio a fondos de renta fija ya que gestionan otros riesgos como el de duración o divisa entre otros). En todo caso, es un examen que sí aprueban al menos los cinco mayores fondos españoles de bolsa, según los datos de Morningstar.
Pero hay otros ratios que también conviene tener en cuenta. Lo explica José María Luna. "Si quiero un fondo de gestión activa me fijo sobre todo en la cartera, en el dato de tracking error ya que cuanto más alto sea más activo es, en si supera al índice de referencia en diferentes momentos de mercados, y también en el active share", afirma.
Cuándo interesa más el índice que el gestor
Que la gestión de un fondo sea o no activa no siempre implica que sea más rentable que la de uno de gestión pasiva. Una prueba de ello se ve por ejemplo en EEUU. Un estudio de S&P Indices Versus Active Funds (SPIVA) concluye que a 10 años, el 98% de los fondos de renta variable sobre el S&P500 lo ha hecho peor que el índice de referencia, porcentaje que cae hasta el 87% en el caso de la bolsa europea.