Las acciones chinas han registrado caídas generalizadas en la sesión de este lunes que ha provocado al cierre del mercado el mayor desplome de los índices de referencia en Shanghái y Shenzen en más de ocho años ante la incertidumbre sobre el mantenimiento del apoyo prestado por Pekín.
En concreto, el Shanghái Composite se desplomó un 8,48% hasta los 3.725,56 enteros, su mayor caída desde febrero de 2007, antes de la quiebra de Lehman Brothers. A su vez, el índice CSI300, que agrupa las principales compañías cotizadas de Shanghái y Shenzen, concluyó la sesión con un retroceso del 8,6%, hasta los 3.818,73 puntos.
El otro parqué del país, la Bolsa de Shenzhen, acabó también con un desplome del 7,59% en su principal indicador, con lo que se reprodujo la misma tendencia en ambas plazas del mercado chino, especialmente sensible a los rumores y al ánimo de sus inversores individuales, en su gran mayoría aficionados.
La fuerte caída de hoy coincide con el anuncio de un dato macroeconómico negativo, como ha sido la caída del 0,3% interanual en junio del beneficio de las principales firmas industriales chinas en contraste con el crecimiento de un 0,6% interanual que registraron en mayo, según informó la Oficina Nacional de Estadísticas.
Fragilidad y contagio
Este dato negativo parece mostrar la relativa desconfianza del mercado chino, a pesar de la intensa intervención de Pekín para revitalizar los parqués, ya que, tras lo vivido este verano, una chispa ha bastado para volver a contagiar el pesimismo.
"El desplome de hoy en China ha sido un jarro de agua fría en el sentimiento de los inversores. También ha revelado que el mercado es todavía demasiado frágil sin el apoyo del gobierno", explica Mari Oshidari, estratega de Okasan Securities en Hong Kong.
Precisamente, el Hang Seng, índice de referencia de Hong Kong, también ha caído con un fuerza, un 3,09%, mientras que las materias primas también retroceden: el Bloomberg Commodity Index ha marcado mínimos de 13 años con el maíz, el cobre y el níquel liderando los descensos.
Apoyo del Gobierno
Sobre el ánimo de los inversores también parece haber pesado la incertidumbre sobre cuánto tiempo continuarán las autoridades chinas prestando apoyo a los mercados, después de la decisiva intervención a principios de mes que frenó el desplome de las bolsas. "El reciente rebote había sido rápido y fuerte, lo que hace necesaria una corrección técnica", aventuraba Yang Hai, estratega de Kaiiyuan Securities, en declaraciones a Reuters.
En este sentido, el analista advertía de que un mercado menos optimista en EEUU ante la perspectiva de subidas de tipos en el cuarto trimestre junto a la evolución de algunos precios en China podrían llevar a Pekín a abstenerse de continuara relajando su política.
El desplome de hoy supone también un duro golpe a las autoridades chinas, que se embarcaron en una serie de medidas sin precedentes para frenar un desplome bursátil que se llevó 4 billones de dólares de los mercados entre finales de junio y mediados de julio. Así, China permitió que más de 1.400 compañías suspendieran la negociación de sus valores, prohibió a grandes accionistas y directivos vender sus participaciones, restringió las ventas a corto y suspendió las nuevas salidas a bolsa.
Las bolsas se recuperaron un 17% desde los mínimos marcados el 8 de julio, y el referencial shanghainés llegó a superar la línea psicológica de los 4.000 puntos, aunque Pekín anunció que no consideraría que los parqués se han estabilizado hasta que el indicador vuelva a superar al menos los 4.500 puntos. Con todo, el Shnaghái Composite sigue un 15% por encima del cierre de 2014 y más de un 75% respecto a hace un año.
Asimismo, ha influido la perspectiva de una inminente subida de tipos en EEUU, así como los síntomas de ralentización de la economía china, después de que este viernes el PMI manufacturero del gigante asiático correspondiente a julio registrara un nuevo retroceso al situarse en 48,2 puntos desde los 49,4 del mes anterior, lo que supone su peor lectura desde abril del año pasado.