
El espectacular desplome de la empresa solar china Hanergy Thin Film, un 47% en 24 minutos, genera muchas dudas sobre el futuro del sector. Porque Hanergy no es una empresa cualquiera: es la mayor solar del mundo y su desaparecido presidente, Li Hejun, el gran embajador de una nueva tecnología en la industria solar todavía por demostrar y que en los últimos años ha dejado varios cadáveres en el camino.
La desaparición de Li, quien también es el mayor accionista, es todavía más notable porque en el último año se había dedicado a impulsar su visión de una nueva energía solar a base de celdas solares de película fina. Prometía que pronto llegarían prácticamente a todo, desde coches, drones y satélites a productos más mundanos como mochilas, ropa o teléfonos.
Su visión y sus promesas contagiaron al mercado, y las acciones de Hanergy multiplicaron por seis su precio en un año, convirtiéndola en la mayor solar del mundo por capitalización con un valor de 300.000 millones de dólares hongkoneses, cerca de 35.000 millones de euros. Un valor que la situaba por encima de tecnológicas como Sony y que era 7 veces más que First Solar, la principal solar de EEUU.
Todo esto ahora queda en entredicho, después de que ayer la cotización fuera suspendida en Hong Kong tras un desplome del 47% en menos de media hora, provocado por la ausencia de Li en la junta general de accionistas, llevándose por delante 17.000 millones de euros de valor. De repente, las dudas sobre una posible manipulación del mercado (que ya estaba siendo investigada por el regulador bursátil), las dudas sobre las cuentas y la viabilidad de esta tecnología resurgen con más fuerza.
Dudas sobre los ingresos
"La mayoría de la cartera de productos tecnológicos de Hanergy no está probada", explica Jenny Chase, analista jefe de la industria solar en Bloomberg New Energy Finance. Pero más allá de eso, analistas e inversores se habían preguntado desde hace meses sobre el origen de los ingresos de la compañía, ya que más del 60% provenía de su matriz en Pekín, llamada Hanergy Holding Group, una compañía dedicada a los paneles solares tradicionales y también a la energía hidroeléctrica.
Las promesas de Li eran enormes. Hanergy Thin Film estaba preparada para producir coches en octubre que se alimentarían únicamente de energía solar, con una autonomía de hasta 100 kilómetros con una carga de cuatro horas de apenas seis metros de su película. Y las dudas venían porque su tecnología no era exclusiva, de hecho, varias empresas similares han acabado en bancarrota.
Por ejemplo, la estadounidense Solyndra, en 2011 y a pesar de recibir más de 500 millones de dólares del gobierno y cuya quiebra generó una notable polémica. Como curiosidad, sus instalaciones son ahora el hogar de la división de I+D de SolarCity, la compañía solar del multimillonario Elon Musk, fundador de Tesla e impulsor de proyectos casi de ciencia ficción, como el transporte supersónico Hyperloop.
Gran atractivo de la tecnología
A pesar de ello, el atractivo de la nueva tecnología es grande. La principal razón es la flexibilidad de estas celdas solares, lo que permitiría su aplicación en infinidad de productos. El problema es que su producción en masa es muy cara, aunque se usan ahora mismo en productos como calculadoras solares.
Hanergy prometió el pasado mes de abril construir una fábrica para producir las celdas solares más eficientes del mundo utilizando arseniuro de galio, un semiconductor que captura más energía del sol. Pero los expertos se muestran muy precavidos con esta tecnología, que todavía está a años de atraer a la única industria solar establecida, la de los paneles solares fotovoltaicos para producir energía eléctrica.
En resumen, la mayor solar del mundo depende enteramente de una tecnología sin probar, que además ni siquiera ha desarrollado, ya que la ha adquirido a base de adquisiciones como la alemana Solibro, filial de la solar Q-Cells, y las estadounidenses MiaSole, Global Solar Energy y Alta Devices.
Cisne negro, cisne blanco
Jenny Chase, la analista de Bloomberg New Energy Finance, escribió el pasado mes de marzo un informe en el que aseguraba ser "escéptica sobre la posible revolución en la industria solar en base a la tecnología de las celdas de película fina. Aunque los cisnes negros (un evento raro e inesperado que cambia todo) tecnológicos nunca pueden descartarse, la historia de la película fina ha sido principalmente una de pérdidas y decepciones".
De confirmarse las dudas, Hanergy podría acabar siendo simplemente otro cisne blanco que quiebra tras no cumplir las promesas de una nueva tecnología que iba revolucionar el mundo tal y como lo conocíamos.