
El Fondo Monetario Internacional ha publicado los capítulos analíticos de su Informe de Estabilidad Financiera Global (GFSR, por sus siglas en inglés). En ellos, la institución pone de manifiesto el peligro que los gestores de fondos, incluso los más inofensivos y que en la jerga financiera se conocen como plain-vanilla funds, entraman para el sistema financiero.
Al fin y al cabo como estiman los expertos de la institución con sede en Washington, la industria de gestión de fondos y activos supervisa un total de 75 billones de dólares en activos, lo que excede el 100 por ciento del PIB mundial. En particular, el Fondo hace hincapié en los fondos de bonos, que han crecido de forma significativa y que últimamente invierten en activos mucho menos líquidos como deuda de mercados emergentes y bonos corporativos de alta rentabilidad, es decir, con un mayor riesgo de impago.
"La nueva atención a los posibles riesgos relacionados con las gestoras de fondos surge tras el importante crecimiento de la industria y su gran atención a los bonos poco líquidos", explica Gaston Gelos, director de la división de Análisis de Estabilidad Financiera Global. "En las economías avanzadas especialmente, muchos fondos han estado comprando activos similares mientras los bancos han reducido su participación en el mercado", añade.
El FMI avisa que la posibilidad de que estos fondos decidan deshacer sus posiciones ante un evento externo, como una subida antes de los esperado de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal en Estados Unidos, podría tener un amplio impacto en el mercado, especialmente si los bancos no son capaces o prefieren mantenerse al margen a la hora de proveer liquidez en dicho escenario.
Las inversiones en fondos comunes parecen afectar la dinámica de los precios de los activos, al menos en los mercados menos líquidos. Varios factores, como ciertas reglas de determinación del valor de las cuotas de participación en fondos, crean una ventaja para los inversores pioneros en rescatar sus cuotas, particularmente en el caso de fondos con fuertes descalces de liquidez.
"Se debe reforzar la vigilancia del sector, con una mejor supervisión de los riesgos microprudenciales y adoptando una orientación macroprudencial", determinan desde Washington. A ojos de los funcionarios del Fondo, los reguladores deberían adoptar un modelo de supervisión más activo, sustentado en estándares mundiales de supervisión y mejores datos e indicadores de riesgo.