Bolsa, mercados y cotizaciones

Cómo separar dividendos 'buenos' de 'malos'

  • Mirar sólo la rentabilidad del pago conduce a error
  • Los expertos aconsejan también fondos globales de dividendo de reparto

Ahora que la bolsa se proclama como clara favorita en un entorno de bajos tipos de interés en el resto de activos, los dividendos adquieren un papel protagonista. Sin embargo, acertar con la compra de una acción concreta para recibir el pago no siempre es fácil. ¿Y si justo después de cobrarlo la compañía anuncia un cambio en su política de retribución? La rentabilidad de la entrega no es lo único que vale cuando se sale a cazar dividendos.

Existen tres parámetros que ayudan a diferenciar los dividendos buenos (los que no presentan trabas), de los malos.

1.La procedencia del pago

Lo primero que conviene tener claro es la procedencia del pago y la sostenibilidad en el tiempo. Es decir, si el dividendo es fruto de que la compañía genera un elevado nivel de caja (efectivo) o si, por el contrario, se endeuda para pagarlo. Pero acceder a este tipo de información a veces puede ser complicado. "El consejo que daría a un inversor es que se lo piense dos veces cuando vea dividendos que renten más de un 6% porque en general son muy difíciles de sostener en el tiempo", explica Antonio Salido, director de márketing de Fidelity.

Si una empresa recurre a endeudarse para mantener intacta su política de retribución, al final su balance se deteriora y lo más probable es que, tarde o temprano, no pueda mantener el pago. De ahí que sea importante mirar también qué ha pasado con la retribución en años anteriores. Si ha sido estable o hubo variaciones bruscas.

2. 'Pay out' de la compañía

El segundo criterio es conocer el pay out de la compañía, es decir, la parte del beneficio que dedica a pagar dividendo. Aunque a priori se pueda pensar que un pay out elevado es mejor para el accionista -por eso de que recibirá más-, en realidad no es así. Si una empresa reparte todo lo que gana, lo más seguro es que al final se vea forzada a modificar su política de retribución porque no pueda seguir el ritmo en un año de peores resultados, por ejemplo.

Sin embargo, en la situación contraria, una en la que exista menor pay out, la compañía estará en disposición de tener reservas que le permitirán seguir creciendo y, por tanto, hacer más estable y sostenible su retribución al accionista. Pero, ¿cuál es la referencia entonces? ¿cómo saber si un porcentaje es elevado o no?

Aunque este indicador depende del sector, "en una compañía con un pay out superior al 50% conviene analizar el motivo", explica Rose Marie Boudeguer, directora del servicio de estudios de Banca March.

3. ¿Scrip o efectivo?

Por último conviene tener claro la forma en que una compañía reparte su dividendo. Es decir, si lo entrega todo en efectivo o si recurre a la práctica del scrip dividend (remunerar mediante acciones). Hay gustos para todo... Algunas cotizadas se decantan por utilizar una fórmula mixta, que combina pagar una parte en metálico y otra en scrip, mientras que otras entregan todo únicamente en papelitos. Y no es precisamente inofensivo para el accionista, ya que cuando una cotizada decide pagar una parte de su remuneración en acciones se ve obligada a ampliar su capital -es decir, a emitir más acciones-, lo que significa una dilución para los accionistas que solicitan recibir el pago en efectivo. Neutralizar este efecto, sin embargo, es posible mediante la recompra de acciones (retirar títulos del mercado con la intención de amortizarlos).

Otra forma de cazar dividendos a través de fondos

Teniendo en cuenta estos tres parámetros, el sendero más recto para cobrar un dividendo es comprar una acción que reparta parte de sus beneficios con los accionistas antes de la fecha de corte establecida -ésta indica el último día en el que se debe tener los títulos en cartera para tener derecho a recibir el pago-. Pero existe una ruta alternativa para los cazadividendos: los fondos globales de dividendo de reparto. Pero, ¿qué es lo más aconsejable?

"El criterio para elegir entre un fondo de este tipo o una acción que pague dividendo es el patrimonio disponible. Cuanto menor sea más aconsejable es decantarse por un fondo, ya que este da acceso a una cartera diversificada con diferentes acciones y sectores a la que no se podría optar con patrimonios bajos", explica Raquel Blázquez, de Ibercaja Gestión.

Y, ¿qué pasa con el tema fiscal? Si por algo se caracterizan los fondos es por estar exentos de tributar hasta el momento en que se rescata la inversión. Sin embargo, eso sólo sucede con los de acumulación, no con los de reparto. Aún así, "este tipo de fondos son una buena opción para quienes necesitan liquidez por encima de la fiscalidad", recalca Antonio Salido, de Fidelity. Sin embargo, los fondos de reparto ahora están en igualdad de condiciones, en cuanto a tratamiento fiscal se refiere, que los dividendos que se reciben directamente de las acciones. El motivo es que estos últimos ya no gozan de la exención de los primeros 1.500 euros recibidos por este concepto, puesto que el Gobierno suprimió esta ventaja en la última reforma fiscal.

Además, cuando se compra uno de estos fondos, el inversor también puede saber de antemano a qué rentabilidad por dividendo aspira en caso de invertir en él. "El fondo establece un dividendo medio estimado, del que no suele desviarse en exceso", explican desde Fidelity. "Además suelen ser bastante predecibles porque los gestores de este tipo de productos saben lo que tienen en cartera... Por norma general, son compañías que por su naturaleza tienen mucha caja y ofrecen dividendos sostenibles, con una rotación de su cartera más baja que la media", añaden.

Más información en Inversión a Fondo

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky