
Quien ha tenido un fondo de renta fija gubernamental en los últimos años ha tenido un tesoro. No en vano, según recuerda en su informe de perspectivas para 2015 la gestora BlackRock, desde el "whatever it takes" de Mario Draghi, el bono español ha subido un 73%. Rentabilidades más propias de los mercados de renta variable que de los de renta fija. Es, por tanto, una anomalía que puede llevar a algunos inversores a pensar que este contexto de jugosas rentabilidades es el nuevo new normal de la renta fija, pero no.
Aunque son pocos los analistas que pronostican una fuerte caída en los precios de los bonos, sobre todo en un contexto cuasi deflacionista y con la perspectiva de un QE en Europa sobre la mesa, la mayoría coincide en señalar que el rally ha llegado ya a su fin. De hecho, desde Threadneedle ya los denominan como "activos de riesgo sin rentabilidad" en lugar de "activos libres de riesgo".
Y es que bonos como el español o el alemán ya cotizan en mínimos históricos del 0,4 y 1,6%, por lo que su recorrido es muy limitado. "Esperamos un ligero aumento de los retornos de los bonos soberanos emitidos por países con alto riesgo crediticio", afirman desde DeAWM, y también advierten de que "los tipos de interés reales son ya negativos para los mercados monetarios lo que dificulta la creación de riqueza y la elección de una estrategia de inversión adecuada".
Hay rentabilidades negativas
Esto se nota, por ejemplo, en los fondos de inversión monetarios, ya que en un contexto de tipos de interés al 0%, la rentabilidad a esperar es similar a ese 0% por lo que unas comisiones superiores no solo se comen la poca ganancia que se pudiera rascar sino que provocan que el fondo en cuestión entre en pérdidas. Y de hecho, de los 115 fondos monetarios en euros que se venden en España, 15 ya registraron pérdidas en 2014.
Si no hay más es porque muchos han optado por rebajar las comisiones hasta el 0% para evitar incurrir en pérdidas. De hecho, esta práctica es a juicio de Mariano Rabadán, presidente de Inverco, lo único que puede alejar de los números rojos a los fondos de inversión más conservadores. "Creo que las gestoras van a hacer un esfuerzo enorme el año que viene para que sus fondos no terminen con rentabilidades negativas, y por tanto va a haber una presión sobre las comisiones de los monetarios y de renta fija a corto plazo. No es un fenómeno nuevo porque ya la está habiendo. El que invierta al año que viene sin querer tomar ningún riesgo no va a tener casi rentabilidad, no va a perder poder adquisitivo porque la inflación será cero, pero no puede pretender tampoco ganar dinero", afirma en una entrevista con la publicación digital de elEconomista Inversión a Fondo.
Quizá por ello, la recomendación más optimista de las que han realizado las gestoras de cara a 2015 es la de mantener posiciones en bonos públicos, aunque solo si persiste el riesgo de deflación y la posibilidad de que el BCE lleve a cabo un QE. Otros optan por establecer niveles a partir de los cuales merezca más la pena vender que mantener. Por ejemplo, Andbank recomienda mantener bunds y solo comprar si la rentabilidad se dispara al 1% y en el caso de la renta fija española recomienda vender bonos con rentabilidades inferiores al 1,8% y comprar solo si se rebasa el 2,5%.
También vender deuda periférica está en las recomendaciones de Renta 4 aunque en este caso optan por esperar un tiempo antes de hacerlo, en concreto "reduciríamos exposición a deuda pública ante la expectativa de un repunte de las tires una vez se anuncie el QE", afirman. Esta poca confianza en la renta fija, principalmente en la gubernamental, explica que cada vez sean más las gestoras en sacar de sus escaparates sus famosos fondos de rentabilidad objetivo y en poner en primera línea los fondos mixtos.
Una estrategia comercial que parece haber calado también en los inversores ya que según los datos de Inverco, en noviembre el saldo total de suscripciones en fondos conservadores (renta fija, rentabilidad objetivo y garantizados de renta fija) fue por primera vez negativo con reembolsos netos por valor de 753 millones de euros. Además, llama la atención cómo los fondos de rentabilidad objetivo han pasado de ser de los que más entradas netas registraban a principios de año (más de 1.000 millones mensuales) a ser de los que acaparan las mayores pérdidas.