
No solo hay escasez de órganos a nivel global, también hay escasez de cadáveres. Aunque parezca una paradoja, es un hecho con importantes consecuencias, y el problema fundamental es que la oferta no es capaz de satisfacer la creciente demanda de cuerpos, tal y como recoge el semanario británico The Economist.
De hecho, en muchas partes de América, Asia y África tienen ya problemas. La demanda sigue creciendo: cada vez hay más estudiantes de medicina, los laboratorios farmaceúticos necesitan cadáveres para investigar y, por supuesto, los hospitales demandan órganos como pulmones o corazones que no pueden venir de donantes vivos por razones obvias.
Es más, los cuerpos de los difuntos también se utilizan para entrenar a perros policía o para realizar test de seguridad de automóviles. Un aumento de su utilización que hace que la oferta actual sea insuficiente.
¿Por qué no hay cadáveres suficientes?
Detrás de esta escasez hay varias razones. Por un lado, la mejora de la tecnología y las comunicaciones ha hecho que cada vez haya menos anónimos, una de las principales fuentes de suministro de cadáveres.
Por otro lado, las donaciones de cuerpos son irregulares, además de que no hay estadísticas fiables. En muchos países con especial atención a los rituales funerarios donar cadáveres es un tabú, constriñendo la oferta por razones culturales.
Un tercer factor que impide que el suministro de cadáveres satisfaga las necesidades de médicos, académicos e investigadores es el hecho de que un buen muerto debe ser joven, estar intacto y no haber padecido graves enfermedades o ser obeso. Una limitación muy evidente dadas las circunstancias habituales de los fallecimientos.
Las alternativas
Ante esta situación, ya se están desarrollando alternativas. Maniquís de alta tecnología, simuladores digitales y software informático se utilizan cada vez más en las facultades de Medicina, apunta la revista.
Por ello, una solución sería pagar por cadáveres, algo que es ilegal en la mayor parte de países. Con todo, no se puede decir del todo que no haya un 'mercado' en este sector, ya que por ejemplo las facultades a veces se hacen cargo de los costes del entierro de los cuerpos.
Asimismo, cada vez hay más emrpesas que se dedican a emparejar a donantes de cuerpos con posibles receptores. Estas compañías ofrecen servicios como la retirada, preservación y transporte de los cuerpos. Michel Anteby, profesor de Harvard, lo define como "un mercado de cadáveres en todo excepto en el nombre".