Dennis Lockhart, presidente de la Reserva Federal de Atlanta, ha dicho hoy que la Fed podría considerar una tercera ronda de compras de bonos (quantitative easing 3) si finalmente se produce un "shock" petrolífero.
Lockhart, que este año no tiene voto en el consejo de política monetaria de la institución presididad por Ben Bernanke, ha puntualizado que su instintole llama ser "muy cauteloso" con otra ronda de compra de bonos (el famoso quantitative easing) una vez que termine la segunda, el próximo 30 de junio.
A pesar de ello, cree que se podría considerar dependiendo de los precios del petróleo. Dados los riesgos derivados de Oriente Medio, "prefiero una postura de flexibilidad en cuanto a las opciones de política monetaria", declaró en una conferencia en la National Association for Business Economics.
Recordando los estudios que muestran la correlación entre los precios del petróleo y las recesiones, Lockhart añadió que es posible que los precios del crudo lleguen a tal nivel que pondrían en peligro la recuperación económica, lo que forzaría a la Fed a acometer una nueva ronda de compra de activos. "Creo que alrededor de 120 dólares es un nivel manejable. Alrededor de 150 supone una preocupación mucho mayor", aseguró Lockhart.
Fisher, de la Fed de Dallas, en contra
La Fed anunció su actual programa de compras de bonos del Tesoro por valor de 600.000 millones en noviembre del año pasado, el denominado quantitative easing 2, tras la primera ronda lanzada en 2008. El programa finaliza, en teoría, el proximo 30 de junio, lo que podría ser el "Día-D" para los mercados.
Desde entonces, la economía estadounidense ha repuntado, lo que unido a la subida de los precios de las materias primas y las amenazas inflacionistas ha provocado un debate sobre la conveniencia del plan.
Por ejemplo, hoy mismo, el presidente de la Fed de Dallas, Richard Fisher, se mostró claramente en contra de una nueva ronda de compras de bonos en un discurso en el Institute of International Bankers. De hecho Fisher, que sí tiene voto en el comité este año, aseguró abiertamente que está abierto a que el actual programa acabe antes de lo previsto.
"Todavía tengo las dudas suficientes sobre su eficacia como para que, si en algún momento entre ahora y junio se prueba que es contraproducente, votar a favor de reducir el programa", declaró Fisher. Hace apenas un mes, el presidente de la Reserva Federal de Richmonf, Jeffrey Lacker, también sugirió que sería posible reducir el tamaño del programa de estímulo.
"Sería muy cauto a la hora de expandir más nuestro balance. De hecho, dadas las condiciones financieras y económicas actuales, es difícil para mí anticipar un escenario en el que no usara mi voto para disentir formalmente si el comité recomienda otro tramo de
acomodamiento monetario (compra de bonos)", dijo el presidente de la Fed de Dallas.
Fisher es uno de los denominados halcones, por lo que su postura no es novedosa. Por el sistema de rotación de la Fed, no estuvo presente cuando se aprobó la primera ronda de estímulos extraordinarios. El comité de política monetaria, donde se toman las decisiones de la Reserva Federal, está formado por 11 miembros, 7 de los cuales son permanentes (entre ellos el presidente Ben Bernanke) y 4 son rotatorios anualmente.