
El buen resultado con el que se saldó la primera emisión del año, realizada el pasado jueves, y la tregua que ha concedido el mercado a los países periféricos en las últimas jornadas han sido aprovechados por el Tesoro Público para reforzar el calendario de subastas previsto para esta semana.
A los lanzamientos ya anunciados, como la colocación de letras a 12 y 18 meses mañana y de obligaciones a 10 años dos días después, ha sumado la adjudicación de obligaciones con vencimiento en 2024, que también tendrá lugar el jueves.
Y puede haber más novedades, porque el organismo comunicó el pasado viernes que "podrá añadir referencias a las subastas anunciadas, así como cancelar dichas subastas o sustituirlas por otras referencias en caso de realizar emisiones vía sindicación en tramos similares".
Con la doble emisión de deuda a largo plazo que realizará el jueves, el Tesoro constata la principal línea estratégica que va a seguir en 2011. "La emisión de bonos y obligaciones seguirá aportando la mayor parte de la financiación. En efecto, si se incluyen las emisiones en divisas y otras emisiones en el medio y largo plazo, la emisión neta será aportada enteramente por este tipo de instrumentos, cumpliendo así con el objetivo de alargar la vida media", recoge la Estrategia de emisión para 2011 que publicó la semana pasada.
Esta orientación se ve refrendada en las previsiones. Según la Dirección General del Tesoro y Política Financiera, este año las necesidades de financiación neta se sitúan en 47.200 millones de euros, cantidad que procederá íntegramente de la deuda a largo plazo, segmento en el que las emisiones brutas para el conjunto del ejercicio ascenderán a 93.800 millones de euros.
En este sentido, y de forma paradójica, los altos intereses que ofrece ahora la deuda español pueden actuar como reclamo para los inversores y facilitar el trabajo del Tesoro. Se observó en la emisión inaugural del año, de bonos a cinco años, en la que la demanda superó los 6.000 millones de euros y duplicó la cantidad ofrecida.
Por el contrario, el Tesoro tiene contemplado emitir tantas letras como venzan, por lo que la deuda a corto plazo en circulación no crecerá. En conjunto, las colocaciones de deuda brutas alcanzarán los 192.000 millones de euros en 2011.
Entorno más relajado
La fuerte presencia del Tesoro en los mercados esta semana contará como aliado con la relajación registrada en las últimas jornadas en torno a la crisis de la deuda soberana en la zona euro. El rendimiento de los bonos españoles a 10 años, que llegó a situarse en su nivel más alto desde el año 2000 al superar el 5,6 por ciento a comienzos de la semana pasada, terminó el viernes en el 5,33 por ciento.
A su vez, este descenso repercutió en la prima de riesgo, es decir, el interés adicional que exigen los inversores a los títulos españoles sobre los bonos alemanes a 10 años, que son los que se toman de referencia en la región. De los 276 puntos a los que llegó el martes se pasó el viernes a los 230 puntos básicos -ó 2,30 puntos porcentuales.
Al mismo tiempo, el seguro contra el impago (CDS) de la deuda española se moderó igualmente con intensidad. Se frenó de los 360 a los 300 puntos básicos, recorte que propició que el CDS español dejara de estar entre los 10 más altos del mundo para situarse en el undécimo mundial del ranking.
"Gracias a los mensajes de unidad y firmeza de Bruselas, la percepción del riesgo ha cambiado radicalmente", sostienen los expertos de Unicorp en referencia a la voluntad mostrada por las autoridades europeas de ampliar la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF), el vehículo creado para asistir a los países del euro en problemas. Esta revisión será estudiada en la reunión de los ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) que tiene lugar hoy en Bruselas.
La tregua de las últimas jornadas podría permitir incluso que la escalada de los intereses desembolsados en las subastas se contenga. En diciembre, los títulos a 10 años se colocaron con un rendimiento medio del 5,44 por ciento, es decir, por encima del nivel vigente ahora en el mercado secundario.
Ahora bien, retrocediendo más en el tiempo, esos rendimientos siguen siendo altos. En la primera colocación de deuda a 10 años de 2010, que tuvo lugar en marzo, la rentabilidad media se situó en el 3,85 por ciento. Desde entonces, y a pesar de que no se han producido variaciones en los tipos de interés, que permanecen en el 1 por ciento desde mayo de 2009, la crisis de la deuda soberana europea se han ocupado de presionar al alza sobre los intereses.