
¿Qué tienen en común un francés, un alemán, un británico y un español? Si son bancos, que repuntaron de media casi un 4%. En la fotografía del Ibex, Bantinter y Popular destaron con alzas superiores al 9%; seguidos por el resto del sector bancario español, que recuperó más del 6% de su valor.
Todo el mapa europeo se dibujó con los repuntes de las principales entidades del Viejo Continente: en Francia, Dexia y Société Générale se llevaron más de un 7 por ciento de ganancia; en Reino Unido Barclays sumó más del 6 por ciento y en Alemania Deutsche Bank avanzó más de un 3 por ciento.
¿El motivo? El mercado especulaba con que se diese a conocer la lista de bancos que serán finalmente sometidos a los test de estrés, o al menos, la metodología empleada para la criba. Y así fue. El Comité de Supervisores Bancarios Europeos (CEBS, según sus siglas en inglés) anunció la lista de bancos de los que se conocerán los resultados de estos exámenes. Y... ¡sorpresa! No se mostrarán de todas ellos como se antipaba, sino de 27 bancos españoles (de los 95 europeos que completan la lista). Y también se sabe ya la fecha en que se mostrarán: el 23 de julio.
La intención inicial de los responsables comunitarios era limitar estas pruebas a 25 entidades y no estaba previsto publicar los resultados de cada banco, sino en conjunto, como hace un año. Pero cuando a mediados de junio España anunció su intención de publicar los del 95 por ciento de su sector, el resto de los países se vieron forzados a seguir la transparencia española para que los mercados no piensen que sus bancos carecen de capital suficiente para sobrevivir a lo que quede de crisis.
Más que quién, el cómo
Pero el banco de inversión JPMorgan señala que, casi tan importante como conocer la lista de las entidades y los resultados de los test, es saber más acerca de la metodología empleada. La inicial fue pactada a finales del año pasado por los ministros de Economía y Finanzas de los 27 países de la UE. Pero en aquel entonces no había explotado aún la crisis de la deuda pública, y no se contempló la necesidad de que las pruebas de resistencia bancaria incluyeran la hipótesis de la quiebra de un país de la zona euro como Grecia, España, Irlanda o Portugal. En ese caso, la deuda pública de estos países en poder de la banca se convertiría en un activo tóxico como lo fueron las hipotecas basura estadounidenses al inicio de la crisis global actual.
Las primeras filtraciones
Sin ninguna pista sobre los métodos empleados todavía, Bloomberg ha comenzado a hacerse eco de una de las claves de los test: en qué proporción tendrán que asumir la pérdida de valor de los bonos que tengan en sus carteras. Según la agencia, éstas tendrán que asumir una depreciación en los bonos griegos del 17 por ciento y de sólo un 3 por ciento en el caso de la deuda española (en lo que va de año, el bono español a diez años ha perdido en torno a un 4,5 por ciento de valor). ?En el caso español se trata de un porcentaje muy elevado, ya que la banca es el mayor tenedor de deuda del Estado?, señala Miguel Llorente desde Capital at Work.
Pero podría ser peor. A JPMorgan, por ejemplo, estas cifras le parecen, cuando menos, irrisorias. Al menos, eso se desprende de un informe publicado por la entidad del que se ha hecho eco la prensa estadounidense. Para la firma, en un escenario base, los bonos griegos que tengan en cartera las entidades europeas deberían recoger una pérdida de valor del 30 por ciento, mientras que la de los españoles debería ser del 15 por ciento.
Por otro lado, la Comisión Europea ha dejado correr esta semana la idea de que los Estados incapaces de acudir al rescate de los bancos cuyos agujeros negros queden al descubierto por los test de estrés, podrán recurrir al fondo de 750.000 millones de euros recién pactado para evitar la quiebra de países en apuros. Ahora bien, deberían someterse, como Grecia, a las exigencias de Bruselas, del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del BCE.