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¿Quién es The fab Fab? El empleado de Goldman que pecó contra sus inversores

El caso de fraude de Goldman Sachs cuenta como protagonista indiscutible con un joven ejecutivo de origen francés que el pasado viernes se convirtió en el segundo nombre más buscado en Google. Lejos de ser la nueva estrella de Hollywood, es la única cabeza de turco que podría acabar pagando las consecuencias de las acusaciones que pesan sobre el banco de inversiones.

Pero, ¿quién es realmente Fabrice Tourre? Como buen miembro de la entidad financiera más poderosa del mundo, el fabuloso Fab, como el mismo se autodenominaba, era consciente del colapso inmobiliario que se avecinaba.

El diario británico Telegraph consiguió hacerse con la única imagen del joven, aparentemente practicando esquí aéreo, y tener acceso a conversaciones con un amigo en el que reconocía haber creado exóticos instrumentos de inversión "sin necesariamente entender las implicaciones de dichas monstruosidades financieras".

No sabía lo que vendía

Un indicio que apunta que ni siquiera él mismo sabía lo que estaba vendiendo, aunque eso sí, se autocalificaba "superviviente" del colapso inmobiliario que "estaba a punto de ocurrir".

Tourre, de sólo 31 años de edad, estudió en Centale Paris y posteriormente se graduó en la prestigiosa Stanford Business School. Posteriormente, y tras unas prácticas en la francesa Bouygues, fichó con Goldman Sachs, donde con sólo 27 años creó junto a Jonathan Egol el controvertido fondo Abacus.

Por entonces, vivía en Nueva York en un apartamento del East Village, que costaba 4.000 dólares mensuales, una renta baja dado el buen sueldo que recibía. Tampoco decoró sus aposentos con pantallas planas de televisión, arte o muebles modernos.

Eso sí, este chico era conocido por sus fiestas. El portero del edificio daba fe de las juergas nocturnas que en más de una ocasión levantaron en cólera al resto del vecindario. Por su parte, sus amigos le definían en la prensa como "una persona con mucho sentido del humor". Las últimas palabras de Tourre, que ahora vive en Londres donde trabajaba en la sede internacional de Goldman, fueron a la agencia Bloomberg. El joven vicepresidente, claramente nervioso, sólo atinó a decir "necesito colgar, me marcho".

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