
Eastman Kodak Company, hace décadas el titán de la industria fotográfica ve amenazada ahora su existencia. Capturar momentos de la vida a través de un objetivo como si de una película se tratase no es hoy, con un teléfono móvil en la mano, prioridad nada más que para unos pocos enamorados de lo vintage. Kodak navega ahora en la irrelevancia, o peor aún, en la extinción en medio de no pocos problemas financieros crecientes. 133 años después de su nacimiento, la empresa ha admitido ante sus inversores que su supervivencia está lejos de estar asegurada y, desde la dirección, tienen serias dudas sobre su capacidad para continuar en funcionamiento.
Los orígenes de Kodak se remontan a 1880, cuando George Eastman, comenzó a producir placas fotográficas secas en un local a las afueras de Nueva York (Estados Unidos). El invento fue toda una revolución ya que marcó un alejamiento del proceso de placas húmedas, haciendo la fotografía accesible para los aficionados. Ocho años después, revolucionó el mundo con la llegada de la cámara Kodak, un sistema portátil y sencillo cargado con una película en rollo, comercializado bajo el lema "Tú aprietas el botón, nosotros hacemos el resto". La empresa, formalmente constituida como Eastman Kodak en 1892, terminó dominando el mercado de películas y cámaras durante gran parte del siglo XX.
Pero ahí no paró la innovación. En la década de 1930, lanzó Kodachrome, la primera película en color exitosa, que se convirtió en un estándar para la fotografía profesional y de consumo. Tras la Segunda Guerra Mundial, la empresa se expandió a equipos de cine doméstico y cámaras instantáneas, alcanzando una fuerza laboral de más de 145.000 empleados en su apogeo y generando miles de millones de dólares en ingresos. Cuatro décadas después, Kodak controlaba casi el 90% del mercado de películas en Estados Unidos, con sus cajas amarillas como un símbolo de la creación de recuerdos. Irónicamente, fueron los ingenieros de Kodak quienes inventaron la primera cámara digital en 1975, un avance que podría haber asegurado su futuro, pero que en cambio sembró las semillas de su caída.
Y es que este fue, precisamente, el gran problema de la compañía, la disrupción de lo digital en la fotografía. A pesar de ser pionera en esto de los píxeles, Kodak tuvo que enfrentarse a una competencia creciente, procedente sobre todo de Asia (Sony, Canon y algunos fabricantes de teléfonos inteligentes) que comenzó a canibalizar la industria de las cámaras. A principios de los 2000, las cámaras digitales y los teléfonos móviles ya eran capaces de almacenar en sus memorias fotografías que, si bien eran de una calidad ínfima respecto a los productos actuales, fueron aceptadas por la mayoría como sustitutas de las cámaras fotográficas de siempre.
Viendo cómo sus enemigos le adelantaban, Kodak lo intentó todo para salir adelante. En 2001 compró el sitio web de intercambio de fotografías Ofoto para impulsar la impresión digital, pero no fue suficiente. Las ventas cayeron desde los 16.000 millones de dólares en 1996 a apenas 6.000 millones en 2011. Un año más tarde, la compañía solicitó acogerse al Capítulo 11 de la ley de quiebras de Estados Unidos, citando una elevada deuda y la incapacidad para poder adaptarse a un mundo que ya vivía a través de una pantalla.
La reestructuración supuso la venta de patentes, la salida del negocio de imágenes de consumo y una reducción de la fuerza laboral a alrededor de 5.000 empleados. En 2013, Kodak renació convertida en una empresa pequeña de impresión comercial y productos químicos especializados para la industria fotográfica. Lo tenía tono para renacer, pero no lo consiguió.
Vuelta a las pérdidas y más problemas
En su último informe de resultados publicado hace unas horas, Kodak ha informado de una pérdida neta de 26 millones de dólares sobre unos ingresos de 263 millones, lo que supone una caída del 1% en términos interanuales. Tras los beneficios de hace apenas un año, el flujo de caja libre se ha vuelto negativo en 10 millones de dólares, lo que ha exacerbado las necesidades de liquidez crecientes.
Pero, lo que preocupa en estos momentos a los inversores es el aviso de la cúpula directiva en el que señalan una duda sustancial sobre la capacidad que tendrá Kodak para continuar funcionando, advirtiendo que podría tener dificultades para cumplir con las obligaciones de deuda sin financiación adicional o ventas de activos.
El balance revela 235 millones en pasivo a largo plazo que vence en los próximos años y unas reservas de efectivo de apenas 198 millones de dólares. Antes de diciembre, el consejero delegado, Jim Continenza, espera saber qué va a pasar con la compañía. El objetivo para la segunda mitad del año es seguir reduciendo costes y convertir las inversiones en "crecimiento a largo plazo", afirmó.
El enfoque sigue estando en incrementar "la eficiencia de nuestras operaciones e invertir en iniciativas de crecimiento [de materiales y productos químicos avanzados]", aseveró el director financiero, David Bullwinkle.