Madrid
La historia de amor entre Elon Musk y Donald Trump ha sido corta pero intensa. Desde que el empresario comenzó la campaña de apoyo para que los republicanos recuperasen la Casa Blanca, las distancias entre uno y otro se han ido acercando hasta el punto de entrar a formar parte incluso del Gobierno. Sin embargo, la política arancelaria ha sido un punto de discordia insalvable que ha provocado el divorcio de este matrimonio.
Y es que, por la parte de Elon Musk, su incursión en el Ejecutivo estaba provocando una desatención en la que es su principal compañía, Tesla, cuyas acciones se vieron penalizadas por esto, especialmente durante los primeros días de abril, coincidiendo con el Día de la Liberación. Una vez que Musk ha vuelto a tener exclusividad laboral con el sector privado, ahora el riesgo es precisamente la enemistad creada con el presidente del país.
Así lo ven algunas casas de análisis, como Argus Research y Baird, cuyos analistas han retirado sendas recomendaciones de compra sobre este valor, pasándolas a mantener ante el riesgo reputacional derivado de la enemistad con el presidente. Sus títulos han perdido más de una cuarta parte de su valor desde que comenzó el año. Los recortes en valoración que ha sufrido la compañía en los últimos meses ha provocado que, de media, ya no haya ningún recorrido alcista para este valor en Wall Street.
De igual forma, todavía la mitad aproximadamente de las casas de análisis siguen aconsejando tomar posiciones en la firma estadounidense mientras que solo una quinta parte del seguimiento sugiere deshacerlas actualmente. "Mirando más allá, estamos preocupados por la guerra frente al presidente además de la caducidad de los créditos para la adquisición de coches eléctricos, lo que podría debilitar la demanda de nuevos vehículos", explican desde Argus Research. "El reciente incidente entre Musk y Trump ejemplifica el riesgo asociado al hecho a la incursión política del primero, lo que aumenta mucho la incertidumbre sobre el futuro del valor", apuntan en Baird.
Estos analistas no son los primeros en advertir sobre el riesgo que ahora ha aparecido alrededor del fabricante de coches eléctricos ya que la semana pasada grandes firmas de inversión, como Goldman Sachs y Barclays, ya dan por muerta a la compañía. La primera sitúa su precio objetivo en los 285 dólares, lo que implicaría un potencial del 0% para los próximos 12 meses respecto al cierre de ayer y del -4,1% respecto a los niveles de esta sesión. La segunda ya se puso pesimista a mediados de abril, dándole un precio objetivo de 275 dólares, y ahora reitera ese escenario, que supone una caída del 7,4% en el próximo año desde precios actuales.