
¿Truco o trato? Lo decide hoy la Financial Accounting Standards Board (FASB), el organismo privado que se encarga de establecer los estándares contables de las empresas de EEUU. Y, tal vez, pueda ceder a la tentación de trucar el sistema para que por arte de magia desaparezcan las pérdidas generadas por la caída del valor de los activos de las entidades financieras.
Una de sus mayores fuentes de pérdidas en lo que llevamos de crisis. Y el efecto de la modificación, de producirse, será pan para hoy y hambre para mañana.
Algunos analistas creen que parte de la fuerte subida acumulada por la bolsa norteamericana en los últimos días de marzo, en la que el sector financiero tuvo un papel protagonista, está motivada justo por esa expectativa y que permitió al Dow Jones firmar su mejor mes desde octubre de 2002.
Y no es para menos porque en el caso de que los bancos dejen de realizar depreciaciones sus resultados pueden variar notablemente hacia el lado positivo porque no tendrán que declarar una serie de pérdidas en sus inversiones. Algo que puede ser una bomba para la bolsa a corto plazo.
Aunque en EEUU no las tienen todas consigo sobre si se abrirá la mano en lo que se conoce como la valoración de activos a precio de mercado (mark to market), la realidad es que son bastantes las voces que defienden que las circunstancias invitan a hacerlo.
Sin ir más lejos, lo ha pedido Warren Buffett, que ostenta una participación importante en Bank of America a través de Berkshire Hathaway. Otros explican que son las culpables de la crisis. Su argumentación es que el valorar a precios de mercado una serie de activos que por la crisis son ilíquidos no es justo para las entidades. La norma actual exige que las inversiones sean valoradas por lo que se obtendría al venderlas y, en un mercado sin contrapartidas, opinan que los precios no son reales.
¿Negativo a largo plazo?
En cualquier caso, el debate está muy encendido, porque se teme que el efecto sea muy negativo a largo plazo.
La explicación es que quita mucha visibilidad sobre las inversiones de los bancos, justo en un momento en el que se necesita transparencia, por lo que muchos profesionales se han posicionado en contra del cambio en la normativa contable, como CFA Institute, institución compuesta por los profesionales de la inversión que han logrado la calificación CFA, una de las más importantes de la industria.
Su argumentación es que la crisis no la ha provocado la valoración a mercado de los activos, sino las inversiones que han realizado las entidades y que habilitar a éstas para no tener que reconocer pérdidas es una gran limitación a la transparencia, que es justo lo que necesitan los inversores, los gestores y los propios bancos para recuperar la credibilidad.
El quid de la cuestión, no obstante, es que el coste de reconocer pérdidas crea una necesidad creciente de inyecciones de capital y las arcas de los estados no dan mucho más de sí.
De acuerdo con datos de BNP Paribas, durante la factura para rescates del sector financiero ya asciende a 3,94 billones de euros entre Europa y EEUU y sin tener en cuenta las líneas adicionales de liquidez. Y la máquina del dinero ya no da para mucho más.
El caso europeo
De hecho, Europa ya aprobó en otoño del año pasado un cambio contable que evita que algunas de las depreciaciones corran en contra de la cuenta de resultados. Habilitó a los bancos de la Unión Europea para mover activos de la cartera de negociación (donde se mantienen las inversiones a corto plazo que, por tanto, se deben valorar a precios de mercado) a la cartera de inversiones a vencimiento. En esta cartera se ubican las inversiones que la entidad considera que mantiene a largo plazo. Como no están disponibles para la venta, no es necesario que reconozcan lo que obtendrían si las vendieran en un momento determinado.
El requisito que colocaba la Unión Europa era que los activos que las entidades europeas cambiaran de lugar eran aquellos que tuvieran capacidad para mantener a vencimiento. Y esto afecta, por ejemplo, a los bonos, las titulizaciones o cualquier otra emisión con plazo. Justo los mercados que se vieron más damnificados tras la caída de Lehman Brothers. La explicación que se dio para la adaptación era que con ella se evitaba que la volatilidad que sufría este tipo de activos repercutiera negativamente en las entidades.
Aderezo previo a los resultados
La medida que tomó la Unión Europea se tomó con carácter retroactivo. Así, aunque se presentó en otoño, permitió que los bancos europeos se acogieran a ella para presentar sus resultados del segundo trimestre de 2008. En el caso de que se aprobara en EEUU una medida similar, esto podría repercutir en los beneficios de las entidades que comunican cifras a lo largo de este mes. Y son todas las principales norteamericanas.
Así, de acuerdo con el calendario previsto, el próximo 15 de abril inaugura la temporada Wells Fargo. Dos días después, se espera que se conozcan los números de Bank of America y Citigroup. El 21 de este mes los comunicará Goldman Sachs y Morgan Stanley.
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