
Los bajistas querían borrar cuanto antes las dudas que, como ocurrió la semana pasada, pudieran surgir sobre su victoria. Por eso, después de la ruptura bajista definitiva del viernes, no han querido perder tiempo en confirmarla y en dejar claro que esta vez no se trata de una falsa ruptura como la de noviembre. Ahora va mucho más en serio. De ahí el derrumbe de ayer en Europa, que acabó por trasladarse con toda su crudeza a Wall Street al cierre.
El Dow Jones no sólo perforó los 7.000 puntos, sino también los 6.900... y los 6.800. Acabó en un alucinante cierre de 6.763,29, su nivel más bajo desde abril de 1997, después de sufrir un batacazo del 4,24%. El S&P 500 también marcó mínimos de más de 12 años tras hundirse el 4,66% y el Nasdaq se dejó el 3,99%.
La violencia de este desplome y el hecho de que ayer Europa ya lo anticipara ayer pueden permitir hoy un rebote, incluso de cierta entidad. Pero nada sugiere un movimiento más allá del muy corto plazo; después de ese rebote, si es que llega, lo normal sería ver nuevas caídas.
Este derrumbe estuvo ayer alimentado por nuevos desastres en el sector financiero, como las brutales pérdidas de AIG: 99.000 millones de dólares en el conjunto de 2008, incluyendo la mayor pérdida trimestral de una empresa en la historia de EEUU (62.000 millones en el cuarto trimestre). El Gobierno anunció otra inyección de 30.000 millones en la aseguradora, con lo que ya ha puesto 162.500 millones. Sin olvidarnos de la necesidad de una ampliación de capital urgente por parte de HSBC ni de la nacionalización parcial de Citigroup acordada el viernes.
Warren Buffett también aportó a la caída con su carta anual, en la que pinta un panorama bastante negro para el mercado. La economía, en cambio, dio algunos motivos para la esperanza que fueron ignorados totalmente por el mercado: el ISM subió ligeramente cuando se esperaba una caída, al igual que el consumo privado. La cara negativa la puso el gasto en construcción, que cayó más de lo previsto.
Los bonos volvieron a dispararse por el dinero que huía de la bolsa y el petróleo se hundió un 10%. Para hoy tendremos el índice de viviendas pendientes de venta y una comparecencia en el Senado de Bernanke.