
El enviado de Irán ante la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha afirmado este miércoles que sería "ilógico" pedir al país que congele su producción de petróleo, asegurando que seguirá aumentando hasta alcanzar el nivel previo a las sanciones por su programa nuclear.
"Pedir a Irán que congele su nivel de producción de petróleo es ilógico. Cuando Irán estaba bajo sanciones, algunos países elevaron su producción y causaron la caída de los precios del petróleo ¿Cómo pueden esperar que Irán coopere ahora y pague el precio?", se ha preguntado. "Hemos dicho en repetidas ocasiones que Irán aumentará su producción de crudo hasta alcanzar el nivel de producción antes de las sanciones", ha recalcado, en declaraciones al diario local Shargh.
Los principales exportadores mundiales de petróleo, Rusia y Arabia Saudí, acordaron el martes congelar sus niveles de bombeo de petróleo, pero agregaron que el acuerdo depende de que otros países se sumen a la medida.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, dijo el martes que existe un consenso entre los miembros de la OPEP para aceptar el acuerdo entre Rusia y Arabia Saudí para apuntalar los precios del hidrocarburo. "El siguiente paso es incluir en el acuerdo a Irán e Irak, en los demás países ya prácticamente hay consenso. También están adelantadas conversaciones con Irán e Irak", ha detallado Correa.
Los ministros de Petróleo de Rusia, Arabia Saudí, Qatar y Venezuela anunciaron el martes la propuesta, pero dijeron que su aplicación dependerá de que otros países se sumen, incluidos Irán e Irak.
¿Condiciones especiales?
Sin embargo, dos fuentes iraníes dijeron a Reuters que se podrían ofrecer términos especiales a Irán como parte del acuerdo de congelamiento de producción. "Irán está regresando al mercado y se le debe dar una oportunidad especial", dijo una fuente.
El acuerdo anunciado ayer supone una tregua en la guerra por la cuota de mercado que se lleva librando en el mercado desde hace alrededor de dos años, con una sobre oferta de petróleo provocada principalmente por el enorme incremento de la producción por parte de EEUU gracias a las nuevas técnicas del fracking. Mientras, la debilidad china y el uso de otras fuentes de energía han provocado un enfriamiento de la demanda que ha acabado provocando un hundimiento de los precios del petróleo.
Ante esta situación, los países productores, muy castigados por el descenso de ingresos que supone esa caída, llevan meses negociando formas para intentar elevar los precios con un acuerdo al estilo del que se alcanzó a finales de los 90 y que triplicó los precios del petróleo. El acuerdo de Arabia Saudí y Rusia (quien no pertenece a la OPEP), los dos mayores exportadores del mundo es la culminación de la primera fase de estas negociaciones.
Ahora comienza la segunda, que debería acabar con un eventual recorte de producción, pero no hay garantías de que llegue a buen puerto, y en la que Irán, recientemente liberada de las cadenas de las sanciones, se ha convertido en la pieza clave de las negociaciones. Y, de momento, parece que ha optado por la línea dura frente a la OPEP.
Tres obstáculos para lograr el recorte
En primer lugar, la principal razón de la sobreabundancia, el incremento de producción de EEUU gracias al fracking, está fuera del control de los países que están negociando. Además, Arabia Saudí y Rusia llevan tiempo en una agresiva batalla ante el miedo de que la ralentización de China debilite todavía más la demanda global de crudo.
En segundo lugar, las relaciones diplomáticas están mucho más tensas que hace dos décadas. Entonces, Irán y Arabia Saudí estaban en un momento de distensión tras la llegada al poder de Mohammad Jatamí en Teherán. Sin embargo, hoy se encuentran enfrentados en una lucha de religión que se materializa en las guerra de Sira y Yemen, especialmente. En Siria, además, Rusia y Arabia Saudí son rivales, y hay que tener en cuenta que Vladimir Putin todavía no ha dado su bendición a un acuerdo con la OPEP.
El tercer factor que puede hacer descarrilar el acuerdo es la enorme cantidad de reservas de Arabia Saudí, que le permitirían aguantar una larga travesía en el desierto. Hoy tiene unas reservas de más de 600.000 millones de dólares y una deuda del 10% del PIB, mientras que hace 20 años apenas ascendían a 25.000 millones y la deuda era casi del 100% del PIB. Una robusta posición que no comparten, ni mucho menos, otros países productores, como Venezuela, que están al borde de una crisis muy severa.