
"Es el Nuevo Momento Americano. Nunca ha habido mejor momento para comenzar a vivir el Sueño Americano". Es uno de los fragmentos que la Casa Blanca había adelantado sobre el discurso de Donald Trump, el primero sobre el Estado de la Unión, y en el que ha repasado un año marcado por el éxito económico. Ha pedido también la unidad de ambos partidos en los grandes temas y ha evitado aludir a los grandes escándalos y fracasos que han rodeado su Presidencia en el último año.
Trump ha pasado gran parte de su discurso glosando los logros económicos de su gestión, subrayando la rebaja fiscal tanto a familias - "casi hemos doblado la deducción estándar para todos los ciudadanos" - como a las corporaciones: "Desde que aprobamos la rebaja fiscal, casi 3 millones de trabajadores han recibido bonuses, muchos de ellos de miles de dólares por trabajador".
Pero el repaso a los datos económicos del último año ha sido completo, desde los récords constantes de la bolsa a la confianza de las pequeñas empresas o el mercado de trabajo.
"Desde las elecciones hemos creado 2,4 millones de nuevos empleos, incluyendo 200.000 nuevos empleos solo en el sector de la industria. Tras años y años de estancamiento de los sueldos por fin vemos cómo los sueldos comienzan a subir. El desempleo ha llego a un mínimo histórico de 45 años. Y algo de lo que estoy muy orgulloso: el desempleo de los afroamericanos se encuentra en la tasa más baja que se ha registrado jamás y el desempleo de los hispanoamericanos también ha alcanzado los niveles más bajos de la historia", ha apuntado.
Además, ha señalado el nuevo papel de EEUU en el mundo en el sector energético: "Ahora somos unos orgullosos exportadores de energía al mundo", ha señalado tras afirmar que ha acabado con "la guerra contra la energía", en alusión a la apuesta por las energías renovables defendida por la Administración Obama.
Infraestructuras y nuevos acuerdos comerciales
Por otra parte, ha manifestado la necesidad de modernizar las infraestructuras del país y renegociar los acuerdos comerciales internacionales para poner a "América primero", todo ello ya comentado durante su campaña electoral.
Así, Trump ha pedido a ambos partidos a que se unan para poder construir "las infraestructuras más modernas, fiables, seguras y rápidas que nuestra economía necesita y nuestra ciudadanía merece", para lo que ha solicitado "al menos 1,5 billones de dólares".
Para facilitar esta reconstrucción y reclamar la "gran herencia constructora" del país, ha apuntado, es necesario "racionalizar el proceso de permisos y de aprobaciones". "Construimos el Empire State Building en sólo un año, ¿no es una desgracia que ahora pueda llevar diez años sólo obtener el permiso para una simple carretera?", ha ejemplificado.
A ello ha sumado la necesidad de renegociar los "acuerdos comerciales injustos que sacrificaban" la prosperidad del país, buscando nuevas relaciones económicas "que sean justas y sean recíprocas". "La era de la rendición económica ha acabado", ha enfatizado.
"Cuatro pilares" para la política migratoria
Gran parte del discurso se ha dedicado a la política migratoria, en la que no ha aportado ideas diferentes de las ya explicitadas en los últimos meses y durante la campaña electoral de 2016. Aprovechando la tragedia de dos niñas asesinadas por la banda MS13, ha afirmado que es necesario ser más duros a la hora de controlar la inmigración. "Los estadounidenses también son 'dreamers' (soñadores)", ha afirmado, aprovechando el término que se emplea para denominar a los jóvenes que accedieron ilegalmente al país cuando eran niños.
Así, ha señalado que su posición se sustenta en cuatro pilares: conceder la ciudadanía a 1,8 millones de inmigrantes ilegales ('dreamers') que cumplan ciertos requisitos, "construir un gran muro en la frontera sur" y contratar más guardias fronterizos, "acabar con la lotería de visados" para implantar un sistema migratorio basado en méritos, y "acabar con la migración en cadena" para que los inmigrantes sólo puedan llevar al país a su cónyuge e hijos menores.
Defensa: más armas nucleares y Guantánamo
Además, ha abogado por incrementar el presupuesto de Defensa para "financiar completamente a nuestro gran ejército", señalando especialmente la necesidad de "reconstruir nuestro arsenal nuclear".
Ha repasado además su lucha contra el Estado Islámico: "Me enorgullece informar de que la coalición para derrotar al ISIS ha liberado casi el 100% del territorio una vez dominado por esos asesinos en Irak y Siria. Pero queda mucho trabajo por hacer. Continuaremos nuestra lucha hasta que el ISIS sea derrotado".
Sin embargo, ha hecho hincapié en que "los terroristas no son meros criminales", y ha anunciado que ha firmado una orden directa para el secretario de Defensa para estudiar las políticas de detención en estos casos y "mantener abierto el centro de detención de la Bahía de Guantánamo", en lo que supone otra marcha atrás con respecto a lo promovido por la Administración Obama.
Ha advertido también del riesgo que supone la "cruel dictadura" de Corea del Norte, cuya capacidad nuclear es "una amenaza que abarca a todo el mundo". Para ello ha puesto el ejemplo de un estadounidense y un norcoreano duramente represaliados por el régimen de Kim Jong-un, que han arrancado los aplausos más intensos de la noche.
China, Rusia, Cuba y Venezuela han sido mencionadas de pasada, mientras que sí se ha detenido algo más en la decisión tomada de considerar a Jerusalén como capital de Israel y en el apoyo a la "lucha por la libertad" en Irán.
Glorificación del sueño americano
El hilo conductor del discurso, cercano a la hora y media de duración, ha sido el Sueño Americano, que quiere transformar en el "Nuevo Momento Americano". La intervención ha estado trufada de recuerdos al pasado glorioso del país para que sirvan de inspiración para el presente.
Así, ha empezado subrayando el papel de las fuerzas de seguridad y rescate del país, tanto las de dentro como las de fuera de sus fronteras, remarcando en varias ocasiones el agradecimiento a los veteranos de guerra.
Trump también ha resaltado el espíritu sobre el que se fundó la nación: "En América, creemos que la fe y la familia, no el gobierno y la burocracia, son el centro de la vida americana. Nuestro lema es 'En Dios Confiamos'".
Por ello, ha invitado a los ciudadanos a trabajar duro porque, haciéndolo todos juntos, se puede "conseguir absolutamente cualquier cosa". "A cada ciudadano que nos ve desde casa esta noche: no importa dónde has estado, ni de dónde eres, este es tu momento", ha subrayado.
Las ausencias
Si bien el discurso de Trump no ha contado con grandes sorpresas en los temas elegidos y en su tratamiento, tampoco lo han sido las cuestiones que se han quedado al margen.
Quizá lo único que se ha salido más del guión en este sentido es su alusión al plan sanitario de Obama, del que asegura haber "derogado" su "núcleo", pese a que la incapacidad para aprobar una nueva ley sanitaria fue el primer gran fracaso legislativo de su Administración.
No ha habido mención a la posible injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016 o a sus relaciones con el Kremlin durante la campaña, ni a sus conflictos con el FBI o la Fiscalía por el proceso de investigación llevado a cabo para esclarecer el caso.
Tampoco ha aludido Trump a sus constantes confrontaciones con la prensa a través de redes sociales criticando las 'fake news' (noticias falsas) de las que acusa a los medios no simpatizantes, ni ha empleado sus sarcásticos apodos para designar a algún rival político o mediático.
Con ello, y centrando el discurso en el Sueño Americano, ha conseguido que la inmensa mayoría pueda estar de acuerdo con la mayor parte de la intervención, aunque le ha sido imposible ocultar que dista mucho de ser un político profesional. La marcada teatralización en la lectura del texto en las pantallas, la realización de pausas donde no correspondía y el aplaudirse a sí mismo son muestras, una vez más, de que Trump sigue siendo más un showman que un estadista.