
La crisis de los opiáceos en Estados Unidos parece no tener fin. De hecho, cada vez se agrava más. Las cifras de 2016 son escalofriantes: murieron más estadounidenses por sobredosis de drogas en un sólo año que en toda la guerra de Vietnam. Casi tres cuartas partes de estos 64.070 fallecidos murieron a causa de los opiáceos.
En un informe del Police Executive Research Forum se recoge que la cifra de decesos por sobredosis en 2016 es un 21% superior a la del año previo, y casi duplican el número de muertos por accidentes de tráfico. Los mayores ascensos se registraron en Delaware (71%), Marylenad (67%) y Florida (55%), mientras que sólo se han señalado caídas en los estados de Nebraska (-8%), Washington (-3%) y Wyoming (-3%).
Un total de 15.466 personas murieron por sobredosis de heroína en 2016, mientras que los fallecidos por exceso de consumo de fentanilo u otras sustancias opiáceas sintéticas ascendieron a 20.145, mientras que las naturales y semi-sintéticas se cifraron en 14.427. Las sobredosis se han convertido en la principal causa de muerte para los estadounidenses menores de 50 años.
Así, entre los años 2000 y 2015, más de medio millón de estadounidenses han fallecido a causa de la sobredosis, y más de un centenar de ellos mueren cada día por consumo excesivo de opiáceos.
A nivel policial, el estudio advierte de que cada vez es más complicado perseguir el consumo de opiáceos, ya que a menudo se adquieren por Internet y llegan desde China. A ello se suma que su venta es más rentable para los traficantes que las de otras sustancias.
Además del hecho de ser considerado una emergencia sanitaria nacional, la crisis de los opiáceos se ha convertido en un grave problema económico. Alan Krueger, economista de la Universidad de Princeton, señaló en un estudio hace unas semanas que "a pesar del masivo incremento de la prescripción de opiáceos en la década de los 2000, no hay pruebas de que la incidencia del dolor haya menguado" y que resolver el problema "podría ayudar a apoyar los esfuerzos para aumentar la participación en la fuerza de trabajo y prevenir que caiga aún más".
El origen de la crisis
La crisis tiene sus raíces en la sobreprescripción de analgésicos opiáceos, la afluencia de heroína barata y la aparición del fentanilo. Comienza exactamente en la década de 1990, cuando la industria farmacéutica empezó a comercializar medicamentos como OxyContin, un opiáceo que satisfacía al paciente mediante la eliminación del dolor. Debido a su éxito, a partir de ese momento aumentó considerablemente la producción de narcóticos farmacéuticos. De este modo, el país se 'inundó' de opioides recetados y, durante la siguiente década, un gran número de personas creció adicto a las drogas.
Al mismo tiempo, el mercado de la heroína estaba cambiando. El precio se desplomó. Las redes de distribución de drogas falsificaron productos farmacéuticos y los comercializaron en zonas suburbanas y rurales. Posteriormente, en 2014, el fentanilo comenzó a recetarse como fármaco en grandes cantidades, lo que también agravó la crisis.