Franquicias

El franquiciado español apuesta por las marcas que requieren baja inversión

  • Su potencial de financiación se encuentra entre los 40.000 y 85.000 euros
Imagen de Istock

El desembarco de la crisis y de sus efectos nocivos en nuestra economía ha tenido una lectura positiva para la franquicia española que, contra todo pronóstico, ha sabido y podido mejorar sus niveles de redes, de locales, de facturación y de empleo dentro y fuera del país. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Franquicias y Emprendedores

Un éxito que no sólo se debe al trabajo de las matrices de las compañías que franquician sino a la apuesta que muchos de los emprendedores de este país han hecho por este modelo de negocio en el que han visto o querido ver una salida laboral. Pero, ¿quiénes son esos emprendedores? ¿Lo son voluntariamente o se han visto casi en la obligación de serlo? ¿Cuál es su rostro?, ¿cuál es su perfil? y ¿cuáles son sus posibilidades económicas? Éstas son algunas de las preguntas que se hacen a sí mismos tanto los potenciales franquiciados como los propietarios de las redes de franquicias que operan en España.

Preguntas que arrojan, entre otras, la conclusión de que en España el perfil medio del franquiciado es el de una persona de nacionalidad española, de entre 29 y 45 años, con un poder adquisitivo situado entre el segundo y tercer nivel y con un potencial económico medio que se sitúa actualmente entre los 45.000 y los 80.000 euros. Una cantidad con la que se pueden poner en marcha las llamadas franquicias de baja inversión que, sin ser herederas de la crisis, sí han visto en la decadencia económica un buen caldo de cultivo en el que reproducirse.

La mayoría son hombres

En el análisis del perfil medio del franquiciado, el informe más reciente respecto a este tema de la consultora Barbadillo y Asociados revela que en nuestro país el 65 por ciento de los franquiciados son hombres, frente al 35 por ciento de mujeres. Sin embargo, esos porcentajes varían en la franja de edad que va de los 40 a los 50 años.

En esa década son muchas las mujeres -hasta un 47 por ciento- que, mermadas sus posibilidades de reincorporarse al mundo laboral tras haber dedicado varios años a la crianza de sus hijos, deciden crear su propio empleo, optando por la franquicia como la alternativa más idónea. "Si bien desde 2008 hemos notado un deslizamiento de emprendedores hacia edades comprendidas entre los 50 y 60 años, el mayor potencial emprendedor se registra en edades tempranas", sostiene Susana Ortega, directora de Expansión de Barbadillo.

Dejando a un lado el género del emprendedor, el estudio de la consultora también pone en evidencia que entre los 23 y los 27 años, los emprendedores en España cuentan en muchos casos con el apoyo y participación de sus padres en el negocio, por lo que su poder adquisitivo se eleva por encima de lo que, a priori, se supondría lógico para su edad.

Además, la consultora indica que se observa que un 73 por ciento de los franquiciados se sitúa al frente de su negocio, implicándose en su labor diaria y asumiendo la responsabilidad de dirigir la unidad franquiciada, frente a un 27 por ciento que corresponde a un perfil puramente inversor.

Franquicias de baja inversión

Estos porcentajes unidos al todavía difícil acceso al crédito y al hecho de que la inversión media para poner en marcha una franquicia se sitúe en 85.000 euros -y eso que esa inversión se ha contraído un 15 por ciento- provocan que muchos emprendedores no logren poner en marcha sus iniciativas y opten por franquicias cuya inversión inicial es más reducida.

En concreto, según ha explicado Miguel Ángel Oroquieta, socio de la consultora T4 Franquicias, se entinde por franquicias de baja inversión aquellas que necesitan un desembolso económico inicial por debajo de los 40.000 euros. Son principalmente franquicias vinculadas al sector servicios, como las inmobiliarias, las gestorías y las consultorías que, en muchos casos, no requieren ni siquiera de un local comercial para poder operar. Aunque el directivo también advierte de que, "la exposición de la franquicia en un local comercial es importante para que el negocio tenga un escaparate desde el que darse a conocer". Y también lo es, a su juicio, "para que el cliente tenga la sensación de que el negocio no es precario".

Por otro lado, Oroquieta también matiza que las islas de los centros comerciales no son precisamente el lugar más idóneo para las franquicias de baja inversión ya que el coste de los alquileres, por el mero hecho de estar en un centro comercial donde hay una fuerte afluencia y tráfico de público, suele ser más caro que en un local de segundo o tercer nivel.

Según Oroquieta, una de las razones de peso por las que las franquicias de baja inversión han proliferado en España es porque "el 90 por ciento de los emprendedores que se interesan por montar una franquicia tiene menos de 80.000 euros para invertir". Algo que, según el directivo, "demuestra que en nuestro país todavía hay una falta de sintonía entre lo que el emprendedor quiere y lo que el mercado ofrece". Una carencia que las franquicias de baja inversión sí han conseguido paliar con sus requisitos de funcionamiento. En palabras de Oroquieta estos negocios han encontrado en la falta de financiación y en los trabajadores desempleados una oportunidad para crecer.

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