
"Para llegar a un nuevo modelo económico necesitamos empresas innovadoras", es la afirmación con la que Juan Mulet, director general de la Fundación para la innovación tecnológica COTEC, pretende espolear la I+D+i en el tejido empresarial español. Sin embargo, según datos de esta organización, tan sólo el 18,7% de las compañías nacionales innovan a través de nuevos productos.
"Carecemos de productos innovadores. Aquí se vende lo que se vende bien en otros sitios", insiste Mulet. Claro que, ¿cómo convencer a las empresas, especialmente a las pymes, de que apuesten por lanzar nuevos bienes y servicios en un contexto de crisis?
Estrategia internacional
Una solución es diseñar un nuevo producto pensando desde su inicio en sus posibilidades de comercialización en varios mercados, es decir, "no hacer un producto único, sino una plataforma que se pueda personalizar", como explica Javier Ruiz, socio de la consultora especializada en soluciones de negocio Europraxis.
Un ejemplo son los molinos eólicos diseñados por Gamesa, de 2 megavatios, para cuyo desarrollo se tuvo en cuenta que los molinos empleados en Europa son diferentes a los de Estados Unidos. "Hay ciertos elementos comunes que permiten atender a varios mercados", afirma Ruiz.
Cambio de envase
El packaging y la imagen influyen en la llegada al mercado de nuevos bienes y servicios. "Puedes diseñar un producto magnífico, muy innovador, pero fracasar porque no tiene una imagen vendible", explica Ruiz.
Un caso práctico es el de Solans de Cabras, que en 2006 introdujo en el mercado de la restauración un envase de cristal en color azul que le llevó a incrementar sus ventas un 17%. Incluso algunos clientes se llevaban la botella del restaurante a sus casas para utilizarla como objeto decorativo. De hecho, de las 10 millones de unidades en envase retornable que se lanzaron ese año, 2 millones desaparecieron.
Equipos multifuncionales
En el desarrollo de un producto intervienen aspectos técnicos, de diseño, de producción, comerciales... e incluso jurídicos, por lo que en ocasiones es necesario recurrir a proveedores externos para completar las fases que no pueden hacerse desde dentro de la empresa.
"También hay veces que la falta de compenetración entre los distintos departamentos de la compañía lleva al fracaso de ese producto", señala Ruiz. "Y sucede hasta en las mayores multinacionales", matiza Federico Baeza, subdirector general de Cotec. "Por ejemplo, si diseñas un nuevo producto pero tu departamento de diseño no habla con el de producción puedes encontrarte con un fracaso, porque a lo mejor ese diseño exige una maquinaria que no tienes".
Valor añadido
¿Cómo diferenciarse de la competencia? Agregándole un valor añadido al producto o servicio que salga al mercado.
En este sentido, un servicio técnico de 24 horas o una vía para actualizar el servicio -especialmente en el caso de pymes tecnológicas- sin alto coste para el cliente puede constituir un factor de éxito.
Distribución a la carta y orientación de mercado
A la hora de innovar con un nuevo producto, uno de los aspectos que se busca es introducir en el mercado una gama que ningún otro competidor puede desarrollar. Fue lo que hizo Casa Eceiza, una pyme que elabora repostería industrial, cuando apostó por lanzar postres con recetas de alta cocina en formato individual y congelado.
"Después de tener el producto hubo un problema con la distribución, porque las grandes cadenas no tenían hueco para él. Tuvieron que convencer a los supermercados para que les permitieran tener sus envases", explica Ruiz.
A la hora de innovar con productos flexibles en el mercado hay una última receta que advierte Juan Mulet: "En ocasiones se sale a vender lo que el ingeniero de diseño ha hecho, no lo que el mercado necesita realmente".