
Ayer viernes 1 de junio, una mayoría de 180 escaños, correspondientes a 22 formaciones políticas diferentes, mediante una moción de censura hizo presidente del Gobierno a Pedro Sánchez. Nos encontramos ante el Gobierno más débil de la historia de España, ya conocido como Gobierno Frankenstein. Por una parte, el PSOE sólo tiene 84 escaños de 350 en el Congreso. Por otra, otro partido, el PP tiene mayoría absoluta en el Senado. Además, el PP tiene la Presidencia del Congreso, y en la Mesa, órgano rector que organiza el funcionamiento del Congreso, el PSOE sólo tiene 2 miembros de 9, mientras que su aliado, Unidos Podemos y sus confluencias, tienen otros 2.
Por otra parte, para poder acceder al cargo, ganando la moción de censura, Pedro Sánchez ha adquirido compromisos. Algunos de ellos siguen ocultos, como el precio que tendrá que pagar a los separatistas catalanes o a Bildu, pero hay uno bastante obvio: cumplir los Presupuestos Generales del Estado del PP y Ciudadanos.
Estos Presupuestos se están tramitando en el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta. Sin embargo, de acuerdo con el artículo 127 del Reglamento del Senado, el Gobierno puede retirar cualquier proyecto de Ley antes de que haya concluido su tramitación. Esto parece que el PSOE de Pedro Sánchez, que consideraba estos presupuestos un desastre, y además presentó enmienda a la totalidad, no lo va a hacer.
Ahora bien, 5 grupos que hoy facilitaron la investidura del Gobierno Frankenstein: Unidos Podemos, ERC, PdeCat, Compromis y Bildu, que han presentado propuesta de veto en el Senado. No parece probable que el PP apoye estos vetos, y tumbe sus propias cuentas, ya que para eso hubiese retirado los presupuestos del Senado antes de la investidura de Sánchez. Sin embargo, tampoco cabe descartar que haya enmiendas parciales, que eso sí después debería convalidar el Congreso. Esto podría derivar en una situación imprevisible, pero enmendados o no, parece que con mucho retraso tendremos Presupuestos de 2018.
Lo que sí es más previsible es lo que pasará con los Presupuestos de 2019 que Pedro Sánchez se ha comprometido a traer en septiembre al Congreso. El paso previo a que pueda haber presupuestos en todas las Administraciones Públicas españolas, es de acuerdo con el artículo 15 de la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria, la aprobación del techo de gasto y los objetivos de déficit. El problema es que este acuerdo del Gobierno tiene que aprobarse sucesivamente por el Congreso y el Senado. Si cualquiera de las dos cámaras lo rechaza, el acuerdo se devuelve al Gobierno, que deberá presentar uno nuevo en el plazo de un mes.
Traduciendo, no habrá techo de gasto, ni presupuesto, de cualquier Administración Pública en 2019, si no lo autoriza la mayoría absoluta del PP en el Senado. Las previsiones de que el Gobierno de Pedro Sánchez pueda traer un presupuesto no ya en septiembre, sino en cualquier momento, son simplemente remotas.
Otra derivada es que en caso de incumplimiento grave de la Ley en Cataluña, será también la mayoría absoluta del PP en el Senado la que tendría que autorizar la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Recordemos que el Senado puede cambiar por completo las condiciones: por ejemplo fueron las enmiendas del PSOE, aceptadas por el PP, las que impidieron la intervención de TV3.
Dados estos tremendos problemas tanto para aprobar leyes, para los presupuestos, como incluso para poder aplicar la Constitución, cualquiera se preguntaría cómo hemos llegado hasta el Gobierno Frankenstein de Sánchez. Evidentemente, una parte del problema es que Rajoy y el anterior gobierno del PP se han negado sistemáticamente a asumir ningún tipo de responsabilidad política ante los casos de corrupción, incluso institucionalizada, en los que se ha visto envuelto su partido. La gota que colmó el vaso y llevó a la moción de censura, fue la primera de las piezas separadas de la Gürtel.
Además, obviamente, está la responsabilidad del PSOE de Pedro Sánchez que estaba dispuesto a pactar con cualquiera para que la moción saliese adelante. De hecho, sólo puso un límite: quería gobernar y no estaba dispuesto, y no lo ha hecho, a fijar una fecha de elecciones, para que fuesen los españoles los que decidiesen la salida de la crisis institucional y política en la que estamos inmersos.
Por otra parte, el PP de Rajoy se equivocó de adversarios: su gran estrategia política consistió en atacar a Ciudadanos, el único partido que le votó favorablemente la investidura y le apoyó sus presupuestos. Además, los ataques del PP a C's se debían fundamentalmente a estar realizando una política, en ámbitos como el fiscal, y especialmente en Cataluña que sus antiguos votantes eran las que hubiesen deseado. Entretanto, Rajoy calificaba a Sánchez de hombre de Estado, y resaltaba la fiabilidad y seriedad del PNV. Pese a regalos al PNV como el cuponazo, han sido finalmente los votos del ellos los que han echado al PP y a Rajoy del Gobierno.
Esto pudo haberlo parado, incluso el propio viernes, Rajoy dimitiendo, como le había exigido Albert Rivera desde la tribuna. Esa dimisión hubiese hecho decaer la moción de censura, como incluso admitió Pedro Sánchez, y hubiese abierto un proceso de investidura. En ese proceso, igual un candidato del PP hubiese obtenido un mandato, o lo habría hecho Pedro Sánchez, pero lo hubiese tenido más difícil que en la moción de censura. Sin embargo, para el PP existía el riesgo, parece que intolerable, que del proceso de investidura se acabase en las Urnas: cualquier cosa, menos que los españoles decidiesen. Rajoy y Sánchez, con tal de huir de las elecciones democráticas han condenado a España al Gobierno más débil de su historia, el Gobierno Frankenstein, y eso en medio de una crisis constitucional sin precedentes derivada del golpe a la Democracia en Cataluña.
Después de varios días agotadores de pleno, que el propio Rajoy decidió obviar yéndose a un restaurante, sólo me queda la reflexión de Abraham Lincoln, enfrentado también a los supremacistas y a los que querían destruir su país: "El Gobierno del Pueblo, por el Pueblo y para el Pueblo no desparecerá de la faz de la tierra". Gettysburgh 1863.