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Uber, el taxi y el consumo colaborativo

  • El taxi no tiene más remedio que adaptarse y convivir con las nuevas tecnologías

Ya está aquí. La capital estará conectada con Uber, la aplicación de móvil para transporte alternativo al taxi. Esta iniciativa dio mucho que hablar antes del verano, tras su desembarco en abril en Barcelona, lo acaba de hacer en Madrid. No se había lanzado aún en la capital porque estaban esperando a tener el mínimo número de usuarios con vehículos para que los consumidores finales no tuvieran que esperar demasiado tiempo cada vez que quisieran utilizar este servicio. Recordemos que gran parte del éxito de estas plataformas es que haya muchas personas que quieran compartir su vehículo por todo el área metropolitano.

Uber aterriza, pero no sin polémica. Y sino, acuérdense de la huelga que hubo el pasado día 1 de julio en Madrid, donde no había ni un taxi funcionando por sus calles. Desde este sector lo consideran una competencia totalmente desleal y piden constantemente la prohibición de la misma como ha ocurrido ya en Alemania recientemente. Por otro lado, están los que piensan que este tipo de iniciativas son la respuesta a la ineficiencia de los distintos sectores, en un mundo, donde casi la mitad de los alimentos del planeta se desperdician y donde los coches particulares pasan más del 90 por ciento de su tiempo aparcados en sus garajes.

¿Qué hay detrás de todo esto? El consumo colaborativo. Podríamos definirlo como una integración entre innovación y eficiencia con el objetivo de beneficiar a los usuarios a la vez que se racionalizan los recursos. La democratización de la tecnología y la crisis económica han posibilitado que el intercambio de cualquier tipo de servicio sea más fácil que nunca. Además ponen el acento en los grupos sociales, lo que está revolucionando las formas de hacer las cosas.

Millennials

Este tipo de iniciativas suelen estar soportadas por los famosos millennials. Solo en EEUU suponen ya el mayor grupo de población del país, con 83 millones de personas. Esta generación, nacida aproximadamente entre 1982 y 2000, está enganchada a sus smartphones y tienen valores diferentes.

Son los primeros que utilizan estas aplicaciones, por su rapidez, eficiencia y coste. Pero no nos despistemos y creamos que son solo ellos los que recurren a las mismas. Hay datos que indican que hasta la mitad de los españoles estarían dispuestos a compartir o alquilar bienes en un contexto de consumo colaborativo.

Y es que la revolución se esta produciendo a todas las edades, para todos aquellos que tienen acceso a Internet o un terminal móvil con aplicaciones como Uber con los taxis o Airbnb con el alquiler de los apartamentos. Y no son pequeñas compañías a las que se enfrentan los sectores tradicionales. Eran pequeñas cuando nacieron pero van creciendo a un ritmo increíble. Uber vale hoy más de 18.000 millones de dólares y opera en más 130 países, números que a muchas multinacionales les gustaría tener.

Parece que en el medio plazo los sectores tradicionales poco van a poder hacer contra este cambio, puesto que la tecnología es la gasolina para cambiar las cosas, como ya pasó con la música o el sector de los medios de comunicación. Y la tecnología cada día avanza más y es más barata. ¿Qué soluciones le queda al taxi? Básicamente innovar y diferenciarse de los nuevos competidores. Además, no le quedará más opción que convivir con las nuevas iniciativas que irán apareciendo, puesto que Uber es solo la primera.

Consumo colaborativo

Pero el consumo colaborativo no solo trae cambios traumáticos para algunos sectores. También se empieza a utilizar como metodología en algunas empresas donde la colaboración entre empleados es más necesaria que nunca. Se comunican y trabajan juntos a partir de las ideas de los demás para producir algo nuevo o hacer algo diferente. De esta forma se evoluciona pasando del consumo colaborativo a la organización colaborativa que busca liberar todo el potencial y la capacidad de innovación de todos los empleados. Todo ello con un objetivo final claro: la generación de valor y la mejora de la productividad la organización.

Mientras, seremos testigos de la dura confrontación del sector de taxi con Uber tras su desembarco en Madrid y Barcelona, y de la constante polémica en cuanto a la legalidad de sus servicios. Se derramarán ríos de tinta sobre el desafío que significa para este sector. Hoy le toca al taxi, ¿mañana a quién?

Rodrigo García de la Cruz, director del PD de Innovación Y Tecnología Financiera del IEB

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