
Letterone, la sociedad de inversión del magnate ruso Mijaíl Fridman, ha tomado el control de Dia. La firma, que se hará en noviembre con un 25% del capital tras la ejecución de un 10% invertido en derivados financieros, ha forzado la destitución del consejero delegado, Ricardo Currás, y el nombramiento en su lugar de Antonio Coto, hasta ahora responsable del negocio en Latinoamérica.
Fuentes próximas a Letterone consultadas por este periódico conformaron ayer que su intención pasa en este momento por una completa reestructuración de la cúpula directiva con el objetivo final de lanzar una opa y excluir a Dia de bolsa. La empresa comunicó ayer que el relevó del primer ejecutivo fue aprobado por unanimidad del consejo de administración, pero hay que tener en cuenta que en órgano de gestión hay tan sólo dos consejeros dominicales -Karl-Heinz Holland y Stephan Ducharme, los representantes de Letterone-, siendo todos los demás independientes.
Con su participación actual y teniendo en cuenta que el free float, el porcentaje de acciones en circulación es muy bajo, Letterone tiene, de hecho asegurado el control de la compañía.Pero todo indica que no parará ahí. Cuando Fridman entró en el capital el 27 de julio de 2017 la acción cotizaba a 5,2 euros y su valor ascendía a 3.248 millones de euros. Tras el cierre de ayer, y pese a subir un 4,82%, el precio se situaba en 2,13 euros, con la capitalización de la cadena de distribución asciende a tan solo a 1.328 millones, es decir un 60% menos que cuando entró Fridman.
Repunte desde mínimos
Los títulos, que hace sólo unas semanas tocaban mínimos históricos, celebraron ayer en cualquier caso la salida de Currás disparándose hasta un 11,4% en el momento más alcista de la sesión. Según varias fuentes consultadas, el mercado premió así la "coherente" marcha de un directivo que llevaba 13 años al frente de la compañía y que en los últimos años ha protagonizado una caída de los márgenes y una retirada a nivel internacional, marchándose de China, Francia y Turquía.
Los márgenes eran, hace sólo unos años, la principal fortaleza de Dia, que en 2016 consiguió convertir en beneficio bruto 8,8 euros de cada cien en ventas en la Península Ibérica en un momento en el que la media de sus comparables europeos se situaba en el 5,8%.
En 2016 el margen de ebitda (resultabo bruto operativo) sobre ventas se elevaba hace dos años al 7,2% y las previsiones del consenso de los analistas apuntan a que al cierre de este ejercicio el ratio caerá hasta el 6,2% y, lo que es peor, seguirá además cediendo terreno el próximo año. La propia compañía reconoció en la última presentación de resultados semestrales, en julio, que 2018 está siendo su peor año como cotizada. Ya en octubre de 2017 Dia dio la razón a los bajistas, que desde hacía meses crecían en su capital, al presentar un profit warning, y el pasado mes de febrero volvió a reconocer que sus resultados del ejercicio 2017 quedarían por debajo de lo esperado. Su beneficio fue, finalmente, de 109,6 millones de euros en 2017, un 37% inferior al del ejercicio previo.
Asediado por los cortos
La marcha de Currás se ha conocido días después de que los bajistas -inversores que ganan cuando la acción cae- alcanzasen máximos de noviembre en Dia. Según los últimos datos difundidos por la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores), alcanzan el 20,85% del capital, el porcentaje más alto dentro de un sector asediado por los cortos.
Son crecientes los rumores que apuntan a que detrás del asedio de los cortos en Dia esté el propio Fridman, que ha visto cómo, desde que aterrizó en el grupo, que estaría interesado en abaratarla acción para lanzar una opa. Ana Gómez, de Renta 4, señala que esta "razonable" posibilidad difícilmente se producirá antes de finales de 2019. El motivo es que, según la Ley de opas, esa oferta deberá realizarla, al menos, al precio mínimo al que Fridman adquirió títulos de en los últimos doce meses. "Él compró un 15% adicional en enero y en aquel momento el título cotizaba en el entorno de los 4 euros; dudo que quiera lanzar una opa antes de que haya transcurrido al menos un año desde esa operación".
A partir ahí sí podría anunciar una oferta "al precio mínimo al que han cotizado los títulos en los últimos seis meses", según la ley, es decir, a un nivel mucho más bajo; "Aunque, obviamente, si quiere tener aceptación tendrá que ofrecer una prima", agrega la analista. Desde Barclays apuntan en este misma dirección hace unas semanas, asegurando que "la posibilidad de una OPA no es descartable".