
Seis meses después de llegar a la entidad, Pedro Larena Landeta, hasta ahora consejero delegado de Banco Popular, dimite de su cargo por motivos personales, según ha anunciado el banco a la CNMV. Popular añade que el directivo ha manifestado su "compromiso de continuar desempeñando sus funciones hasta que el consejo de administración "designe a su sustituto". Esta marcha se produce el mismo día en el que el banco ha anunciado que ajustará sus resultados de 2016 tras detectar un desfase de más de 630 millones. Las acciones de la entidad han cerrado la sesión con una caída del 10,44% hasta los 0,815 euros.
Larena fue fichado en julio del pasado año por el equipo liderado aún por Ángel Ron, cuyas cuentas sufrirán los ajustes detallados, si bien su incorporación se hizo en el último tramo del año. El directivo llegó en sustitución del cesado Francisco Gómez, procedente de Deutsche Bank pocos meses antes del fichaje del vicepresidente mundial de JP Morgan, Emilio Saracho, para presidir la entidad.
Algunas voces vinculan su salida, no con las enmiendas a las cuentas, sino por haber sido desplazado al fichar Saracho al exfinanciero de Telefónica, Miguel Escrig, como controller o número dos de facto del nuevo presidente.
El todavía consejero delegado de la entidad ha perdido cerca de 33.000 euros en algo menos de seis meses, cuando adquirió 100.000 títulos del banco (en dos paquetes accionariales, según recoge Bloomberg) por valor de 1,12 euros. En total, la inversión de Larena alcanzó los 112.000 euros, de los que hoy quedan algo menos de 80.000 euros.
Ajuste de las cuentas de 2016
Popular ha anunciado esta mañana que incluirá en los resultados del primer y segundo trimestre una serie de ajustes en sus estados financieros después de que una auditoría detectase insuficiencias en algunas provisiones de 2016 tras la ampliación de capital de mayo. A pesar de que el desfase ronda los 633 millones de euros, la entidad considera que las correcciones no tendrán impacto significativo en sus resultados, por lo tanto no hará una reformulación oficial de dichas cuentas.
En cualquier caso, el ajuste sí impactará en su ratio de capital, que a 31 de marzo estaría entre el 11,7% y el 11,85%. A pesar de que el mínimo requerido está en 11,375%, el ratio se distancia de manera abrupta del 13,14% que tenía a cierre de 2016. ¿Dónde ha detectado PricewaterhouseCoopers esas insuficiencias?
- En primer lugar, en determinadas provisiones constituidas respecto a riesgos que deben ser objeto de provisiones individualizadas, que afectarían a los resultados de 2016 por un importe de 123 millones de euros.
- En segundo caso, existe una "posible insuficiencia" de provisiones asociadas a créditos dudosos en los que la entidad se ha adjudicado la garantía vinculada a estos créditos que ascendería a unos 160 millones de euros.
- En tercer lugar, el banco subraya la necesidad de dar de baja alguna de las garantías asociadas a operaciones crediticias dudosas, siendo el saldo vivo neto de provisiones de las operaciones de, aproximadamente, 145 millones de euros.
- Por último, el banco apunta que determinadas financiaciones a clientes pudieran haberse utilizado para la adquisición de acciones en la ampliación de capital. Si se verificara esta situación, este importe debería ser deducido de acuerdo con la normativa vigente del capital regulatorio. La estimación del importe de estas financiaciones es de unos 205 millones de euros, siendo el importe total objeto de este análisis de 426 millones de euros.
"Estos son ajustes que no suponen ningún incumplimiento y, en ningún caso, representan un impacto significativo en las cuentas anuales de la entidad que justifiquen una reformulación, tal y como ha confirmado el auditor PwC y que proceden de los trabajos rutinarios del departamento de auditoría interna", puntualiza el banco.