
La fuerte subida del precio del aceite en origen ha arrastrado a Deoleo, la empresa propietaria de Koipe y Carbonell, entre otras marcas, a una complicada situación financiera. Las ventas de la compañía se han reducido un 15% en el último ejercicio, pasando de 817,2 millones a 695,2 millones de euros ya que, según la empresa, la subida se ha tenido que trasladar "de forma paulatina" al consumidor para no perder cuota de mercado.
Pero es que además, el volumen de venats descendió un 22% como consecuencia de la decisión de priorizar el negocio más rentable frente al resto.
La compañía se ha visto obligada con todo ello a registrar un deterioro patrimonial de 96,3 millones de euros "para adecuar el balance" a su situación real, "lo que unido al impacto ocasionado por el cambio en la normativa fiscal -se han eliminado deducciones por resultados negativos- hacen aflorar unas pérdidas de 179,3 millones de euros". Los números rojos se han triplicado así respecto a los 61 millones registrados al cierre de 2015.
Para la empresa, la buena noticia es que el ebitda (resultado bruto operativo) ha crecido un 30%, hasta 46,1 millones de euros, gracias a la apuesta precisamente por negocios más rentables. La compañía mantiene una deuda financiera neta, no obstante, de 533 millones, un 1,5% por encima de la registrada en 2015.
El año pasado, la compañía vendió su planta en Antequera (Málaga) y anuncio el cierre de la de Inveruno, en Italia que, sin embargo, se está tratando ahora de vender. En la misma línea también, se ha puesto en marcha un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectará a 95 trabajadores, el 14% de la plantilla, aunque se acometerá de forma paralela un plan de inversiones en las fábricas de Alcolea, en España, y Tavarnelle, en Italia. El objetivo es adecuar la capacidad industrial y los rescursos "a la realidad actual del grupo".