
Freixenet da un paso adelante para poner fin a la guerra familiar que se abrió con el intento de venta de la compañía, y pone las bases para la reunificación familiar.
La compañía de cava ha decidido crear una nueva cúpula con un reparto de poder entre las tres ramas familiares, que participarán conjuntamente en una comisión directiva ejecutiva de nueva creación. Pedro Ferrer Noguer, Enrique Hevia Ferrer y Eudaldo Bonet Ferrer serán quienes integrarán este nuevo triunvirato.
Este movimiento se produce justo una semana después de que Freixenet haya rechazado la oferta de la multinacional alemana Henkell, y ésta haya renunciado a subir la puja, tal y como adelantó elEconomista el pasado lunes.
La baja rentabilidad que ofrece la compañía, habría sido uno de los factores que ha lastrado los resultados de la firma en los últimos años y ha provocado que la firma alemana no reconsidere su oferta, valorada en unos 500 millones de euros.
Aunque se especulaba que Jose Ferrer Sala podría tratar de presentar una oferta para mantener el control en la familia, pero permitir la salida de los Hevia, esta nueva estructura con igual peso en la gestión de las tres familias quitaría el sentido a esta posible oferta.
Cambio de rumbo necesario
La pugna entre las distintas ramas surgió, en un principio, por el descontento de los Hevia por la gestión que estaba llevando a cabo Fedro Ferrer, consejero delegado de la compañía y cabeza visible de la rama familiar que controla un mayor porcentaje de capital, ya que su participación supera el 40% del capital. Freixenet ha visto mermado su crecimiento en los últimos años porque las ventas en el exterior no mejoraban todo lo esperado. De hecho, una de las claves que hubiera podido aportar Henkell era mejorar la distribución, que es uno de los puntos débiles de la firma de cava catalán.
Los trabajadores de Freixenet veían con buenos ojos la entrada en el capital de la firma germana, porque pensaban que podría servir como trampolín para impulsar la distribución internacional de la empresa; por ejemplo, en los mercados asiáticos. Por lo mismo también se había especulado con el posible interés de la japonesa Suntory, ya que podría aportar un refuerzo similar. El mayor temor de la plantilla es que Freixenet pudiera ser vendida a un fondo y no a un socio industrial que aportara valor además de capital.
Sin embargo, la oferta de Henkell, que en principio buscaba tomar una participación mayoritaria y que sí ofrecía esa aportación añadida, no habría sido suficiente para convencer a la familia, que, en principio, prefería que se quedara en minoría.No obstante el acuerdo, con esta decisión, Freixenet, no ha conseguido despejar las dudas que pesan sobre su estrategia.
Factura un 5% más
La productora de cava cerró 2015 con unas ventas de 529 millones de euros, lo que supone un incremento del 5,1% respecto al año anterior. El beneficio antes de impuestos también creció un 4,2%, pero sigue estando muy por debajo de los años dorados de la compañía, y registra tan sólo 3,2 millones.
Es una cifra casi tres veces inferior a la de 2013. Uno de los elementos a tener en cuenta en Freixenet es su gran dependencia del mercado exterior, que significa el 80% sobre el total de su facturación.