
La banca ya está analizando las consecuencias que podría acarrear una caída más acentuada del euríbor a doce meses, variable que se utiliza en la mayor parte de las hipotecas, después de que el pasado viernes se situara en negativo por primera en su historia. Si sigue depreciándose podría darse la paradoja de que los bancos tuvieran que pagar por el dinero prestado a los clientes. Tal circunstancia el sector la ve lejana, pero ya está buscando soluciones para que no se convierta en un nuevo escándalo, porque existen dudas sobre la obligación de las entidades a devolver una cantidad.
El presidente de la patronal bancaria AEB, José María Roldán, consideró ayer que "no está claro" que el sector tenga que pagar por prestar y abogó por abrir un debate colectivo sobre esta cuestión, desde punto de vista jurídico. Roldán indicó que será necesario analizar de manera global un fenómeno como éste, porque "no es sano ni deseable".
Eso sí, cree que al menos hasta dentro de dos o tres meses lo casos en que pueda darse este escenario no empezarán a generalizarse. Para ello, el euríbor debería situarse de media mensual en un 0,2% negativo, ya que las hipotecas más baratas que se concedieron en la época del boom está referenciadas a un euríbor 0,17%.
El "sindiós" de los tipos
El máximo responsable de la patronal bancaria indicó que esta circunstancia no está reflejada en los contratos, por lo que será necesario llegar un consenso legal si finalmente afecta a muchas familias.
Roldán, para defender la posición del sector, hizo una reflexión sobre la situación actual de tipos de interés ultrabajos. Calificó de "sindiós" que la banca pudiera tener que pagar por los préstamos y pedir dinero por los depósitos que capta.
De momento no ha sucedido, pero desde hace meses algunas entidades han comenzado a cobrar a las grandes empresas por el dinero de tesorería y los expertos apuntan a que podrían empezar a reclamar una tasa también a las pymes en un futuro próximo.
Algunos banqueros, como el consejero delegado de Caixabank, Gonzalo Gortázar, han descartado de plano que vayan a cobrar a los particulares por las imposiciones aunque el euríbor se sitúe en negativo, porque sería ahuyentar a la clientela.
Roldán señaló que la banca española se encuentra en una mejor posición para afrontar estos desafíos y poder adaptarse al mercado. Unos tipos de interés bajos dificulta la gestión de una entidad, máxime si el volumen de créditos no aumenta, como ocurre en la actualidad.
El presidente de la AEB no espera que vuelva la normalización a los tipos de interés hasta dentro de tres años, por lo que el sistema financiero tendrá que acostumbrarse a sobrevivir en esta coyuntura.
Un euríbor en negativo podría suponer un golpe grande a las entidades de nuestro país, porque la inmensa mayoría de las hipotecas está vinculadas a este indicador. En concreto, cerca del 90% de los créditos para la adquisición de la vivienda lo toma como referencia en las tasas que se aplican a los clientes.