
El mercado europeo de las telecomunicaciones vive estos meses uno de los momentos más dulces de su reciente historia. Probablemente nunca han coincidido tantas compañías del sector en el mismo escaparate. La dinámica del negocio y la feroz competencia global invitan a las empresas a promover alianzas, fusiones o adquisiciones. No queda otra.Hay que invertir mucho en las nuevas redes fijas y móviles y eso requiere una musculatura financiera capaz de soportarlo.
Al mismo tiempo, las grandes del sector vigilan estrechamente todas las oportunidades que pudieran surgir. Según estimaciones de los analistas consultados, más de una docena de telecos europeas podrían ser objeto de adquisición. En España podría ser el caso, por ejemplo, de Jazztel, Yoigo, y los operadores de cable regionales Euskaltel, R y Telecable.
En Francia todavía escuece el plantón que esta semana propinó Orange a su rival Bouygues Telecom. La primera desdeñó la fusión con su competidor al considerar que "no se cumplían las condiciones adecuadas para avanzar en un proceso de consolidación del mercado galo", argumentó.
La también vecina Portugal Telecom es el mayor accionista de la brasileña Oi, lo que convierte a la lusa en un bocado apetitoso para cualquier otro gigante del sector con ganas de expandirse en el mayor mercado latinoamericano.
Telecom Italia siempre estuvo sobrada de novios y ahora no es una excepción. El mayor operador transalpino atraviesa momentos convulsos después de que las empresas que forman el holding Telco, su principal accionista, ejerciera la opción de salida del mismo y crear cuatro nuevas sociedades con participación directa en la operadora italiana. De esa forma, Telefónica mantendrá un 14,77 por ciento en Telecom Italia, Generali Group el 4,32 por ciento, mientras que los bancos italianos Intesa Sanpaolo y Mediobanca se quedarán con un 1,64 por ciento cada uno.
La holandesa KPN todavía ofrece atractivo para posibles compradores, a pesar de haberse desprendido de E-Plus en Alemania. Y lo mismo sucede con Swisscom, a pesar de la presencia pública en el accionariado del operador suizo.
De los ejemplos anteriores se adivina que la consolidación de las telecos en suelo europeo ha dejado de ser una entelequia para convertirse en una clamorosa realidad. "Ya era hora", exclamaron ayer los analistas. Algunos de ellos llevan pidiéndolo a gritos desde hace más de diez años y ahora por fin celebran que el mercado amague por avanzar por el camino correcto.
Los últimos movimientos protagonizados por Telefónica o Vodafone confirman un cambio de tendencia que posiblemente tendrá continuidad en los próximos meses. "La decisión tomada el pasado miércoles por Bruselas, autorizando la compra de E-Plus por parte de Telefónica, marcará el futuro de la consolidación en Europa", indican las fuentes del mercado consultadas.
Al contrario de lo que sucede en Estados Unidos y Asia, donde las grandes compañías han gozado de plena libertad para realizar ofensivas corporativas, a este lado del Atlántico han proliferado los rigores y las trabas. Nunca Europa ha sido tan Viejo Continente como hasta ahora, ya que la tecnología y las telecomunicaciones son sinónimo de modernidad y progreso.
Además, el proceso de consolidación que ahora comienza en Europa podría animar a AT&T a desembarcar en el Viejo Continente a la caza de algún gran operador. En ese caso, sólo las compañías con presencia pública en el capital podrían frenar esa ofensiva, como sucede con Orange o Deutsche Telekom, entre otros ex incumbentes.
Reducción de jugadores
Como norma general, los reguladores comunitarios y nacionales han procurado frenar todo lo que supusiera eliminación de operadores. Temían que eso pudiera restringir la oferta para los consumidores. Hasta la fecha, la opinión generalizada en las autoridades europeas es que la reducción de jugadores en cualquier negocio se interpretaba como una amenaza para la competencia. Pero esto último ha empezado a cambiar, como así lo demuestra el visto bueno a la compra de E-Plus en Alemania por parte de Telefónica, impulsada por la Comisión de Competencia que dirige provisionalmente Joaquín Almunia. La reducción de cuatro a tres operadores es posible en Europa y además "se puede realizar bajo unas condiciones más favorables a la inversión, que salvaguarden la monetización de los datos y la futura sostenibilidad del mercado alemán", indican las fuentes consultadas.
Los reguladores que velan por el juego limpio y la competencia, también se han convencido de que su actuación influye directamente en la inversión y en la supervivencia del propio sector. Han tardado mucho tiempo en asumirlo, pero parece que ya han comprendido que la fusión en suelo alemán impulsará el despliegue de las redes de telefonía de 4G, lo que a su vez "favorece la competencia y trae consigo importantes beneficios para los consumidores y la economía".
Fuentes próximas a Telefónica esgrimen que los más beneficiados por la compra de E-Plus son precisamente los clientes. En su opinión, la nueva compañía fruto de la fusión "ganará una escala y eficiencias considerables que le permitirán seguir siendo un estimulante en el mercado, proveer productos y servicios innovadores, aportar una experiencia de cliente superior, impulsar la calidad de sus ofertas y ofrecer mejores precios".
El ejemplo de E-Plus
Los analistas han extraído curiosas reflexiones sobre la aprobación de compra de E-Plus, autorizada el pasado miércoles por Bruselas. Entre ellas sobresale que la posesión de frecuencias ya no parece un obstáculo insalvable para fusionar empresas. Ese detalle es un alivio para otras compañías con pretensiones parecidas.
En el caso de la compra de E-Plus por parte de Telefónica, el modelo de venta de capacidad bitstream (acuerdo mayorista de compra de capacidad de red negociado en términos comerciales), pactado con la Comisión para Alemania permite al virtual Drillisch un sistema flexible de su oferta minorista, permitiendo a Telefónica preservar su capacidad de elevar los ingresos en el más que probable caso de que se incremente la demanda de datos.
España aparece en un sitio destacado en el mapa de la consolidación de las telecos europeas. El pasado miércoles, la Comisión Europea autorizó la compra de Ono por parte de Vodafone. Esa ofensiva podría desencadenar un efecto dominó en el sector, con Orange como principal favorito para adquirir Jazztel y así recuperar el terreno perdido ante Vodafone.
Yoigo estuvo en venta años atrás, hasta que su matriz Telia Sonera decidió mantener su apuesta en la española. No obstante, la multinacional sueca podría volver a considerar una posible puesta en valor de su filial. En ese caso, la existencia de frecuencias de móviles ya no resulta una barrera infranqueable en términos regulatorios. Todo es cuestión de encontrar remedios creativos que favorezcan la competencia y la reducción de precios.
Los cableros regionales del norte se encuentran en el punto de mira del capital riesgo. De hecho, según los analistas, el futuro de Euskaltel, R y Telecable pasa por la consolidación, ya sea fusionándose entre ellos o integrándose en Orange o Vodafone, por ejemplo.