
Pese al rescate europeo y a las duras normas impuestas en los últimos años para sanear de ladrillo sus balances, los bancos españoles encaran un nuevo reto multimillonario: la "redefinición" del perfil de riesgo de las refinanciaciones de crédito, que puede acarrear importantes dotaciones.
A principios de mes, el Banco de España endureció las condiciones para que la banca realice refinanciaciones o reestructuraciones de créditos. Así, se considerarán con carácter general que son riesgos subestándar, es decir, que tienen altas posibilidades de incurrir en impagos en el futuro.
En definitiva, el Banco de España está señalando que algunas entidades clasifican mal las refinanciaciones, en el sentido de que tienen por normal un crédito que debe ser considerado subestándar o moroso. Esta práctica se realiza cuando la entidad quiere evitar reconocer pérdidas o subida de la morosidad y la reclasificación de refinanciaciones de normal a subestándar supondrá que tengan que destinar más provisiones para estos créditos.
El conjunto del sector varias veces redimensionado afronta con diferentes perfiles unas exigencias de cobertura adicional imprevistas que pueden afectar a beneficios, dividendos, planes de recapitalización o, incluso, supervivencia en solitario.
Excluyendo las refinanciaciones ligadas a la promoción y los traspasos al banco malo, alrededor de un 45% de las refinanciaciones declaradas por los bancos (52.352 millones de euros) no cuenta con provisiones genéricas al ser consideradas "normales" o exentas de riesgos, según datos recopilados por Reuters.
Entonces, alrededor del 50% de las refinanciaciones ya está clasificadas como dudoso o subestándar. Así, Bajo la hipótesis de que el conjunto de los bancos "redefiniese" otro 50% de las refinanciaciones sin cobertura como subestándar, las necesidades de provisiones ascenderían a 3.920 millones de euros, calcula la agencia.
Reuters reproduce los posibles efectos derivados de la cobertura de la refinanciación o reestructuración de créditos que busca despejar el temor a un emergente pozo de insolvencia más allá de la actividad del ladrillo:
- Merma en beneficios
Bajo la regla general de que cualquier refinanciación tendrá carácter de subestándar salvo en el caso de que se cumplan determinados criterios, la mayor parte de los analistas calcula que entre la mitad y tres cuartos de los créditos normales se reclasificarán como subestándar con provisiones medias en torno al 15%.
En los siete bancos cotizados (Santander, BBVA, Caixabank, Popular, Sabadell, Bankia, Bankinter) la cobertura adicional sería de 2.970 millones en el escenario de reclasificación del 50%, lo que supone un 25,6% de la previsión de beneficios (11.589 millones) que para este grupo de bancos prevén los analistas según previsiones recopiladas en Thomson Reuters Eikon.
En base a datos de la patronal, el conjunto del sector financiero presentó pérdidas de 1.653 millones de euros en 2012 tras destinar a provisiones más de 40.000 millones de euros.
- Recortar dividendos
La tendencia al recorte o incluso la suspensión -Banco Popular ya lo ha hecho como parte de su plan de recapitalización- de los dividendos y la retribución en acciones (que usa títulos en lugar de efectivo y refuerza capital al poder destinar a reservas el importe que antes se pagaba en efectivo) puede ser una de las alternativas para financiar parte de las provisiones sin deteriorar el resultado.
- Venta de activos y participadas
El saneamiento también puede acelerar los procesos de ventas de activos y desinversión en las participaciones industriales de las entidades, particularmente grandes entre las antiguas cajas y algunas de las nacionalizadas, que pueden aliviar la carga de los colchones y, a la vez, deshacer posiciones ajenas al negocio bancario. Incluso, podrían producirse mayores aportaciones de activos al "banco malo" para aligerar los balances.
- Más fusiones
En el caso de las entidades más pequeñas o más acuciadas por la falta de capital, la recalificación de las refinanciaciones puede obligarlas a buscar nuevos procesos de concentración. Algunas de las antiguas cajas que todavía estudian proyectos de fusión, sin embargo, pueden ver modificadas sustancialmente sus proyecciones e incluso abandonar los proyectos o exigir ayuda estatal para cumplir con las nuevas reglas.
- Dinero público
En el caso de la banca pública los planes de negocio pueden verse seriamente comprometidos y no es del todo descartable un acceso adicional al préstamo público. Se trata de una decisión crítica para entidades que previsiblemente tendrían que ser vendidas como Catalunya Bank o NovaGalicia Banco.
- Efecto positivo a largo plazo
Los analistas ven un efecto negativo a corto plazo en las cotizaciones, aunque, a medida que las medidas y el impacto en cada banco se vayan aclarando y se realicen las dotaciones, el a más largo plazo se espera una respuesta positiva tanto en las cotizaciones como en una mayor confianza de los inversores y por lo tanto abaratamiento del coste de financiación mayorista.