Empresas y finanzas

La UE ultima otra tanda de test de estrés de fogueo: vuelve a ser complaciente con la banca

  • Bruselas pide incluir la evaluación de las dificultades para captar liquidez
  • La permisividad de los Estados hace temer que bancos 'zombi' aprueben

Los responsables políticos y los supervisores bancarios de la Unión Europea (UE) ultiman en la actualidad una nueva tanda de test de estrés sobre sus bancos. Diversas fuentes comunitarias consultadas por elEconomista han expresado su temor ante la probabilidad de que la reedición de estas pruebas de resistencia vuelva a ser de fogueo y tan complaciente como en julio.

Y que, una vez más, se dejen resquicios abiertos que permitan que entidades zombis amenazadas por la quiebra aprueben los exámenes, como ocurrió hace cuatro meses con los bancos de Irlanda.

Si igual que ocurre con la mujer del César (que además de ser honrada debe parecerlo), los test de estrés (aparte de si son suficientemente rigurosos) no cosechan una percepción de credibilidad inmaculada, el resultado será que los mercados difícilmente confiarán en la supuesta restauración de la salud de la banca. Consecuencias: la recuperación financiera y económica global seguirá sembrada de incertidumbres sobre los posibles agujeros negros y cadaveres en los armarios aún sin aflorar.

La negociación sobre los criterios armonizados que regirán la nueva tanda de test de estrés a la que serán sometidos los sistemas bancarios de los 27 países de la UE están siendo negociados en el Comité de Supervisores Bancarios Europeos o CEBS, según las siglas en inglés de este organismo con sede en Londres que reúne al Banco de España y al resto de autoridades nacionales responsables de controlar a sus bancos. En la negociación también participan los ministerios de Economía y Finanzas de los países del club comunitario.

Las capitales bloquean

La Comisión Europea, que también es miembro del CEBS pero sólo en calidad de organismo observador, reclama que las inminentes pruebas de resistencia incluyan también la evaluación de las dificultades que los bancos encuentren para captar liquidez en los mercados. Pero la mayoría de los supervisores nacionales se oponen.

Desde que estallara la crisis ha sido pública y notoria la imposibilidad que las entidades de crédito españolas, entre otras, han sufrido para obtener liquidez en los mercados. Lo que las empujó a depender de las inyecciones proporcionadas de manera excepcional por el Banco Central Europeo (BCE). Cierto es que la drogodependencia española se está reduciendo paulatinamente, igual que el BCE no deja de lanzar señales de su voluntad de cerrar el grifo.

El enfermo irlandés

Pero la actualidad candente muestra otro ejemplo que, con aún más claridad, no se debería repetir. Los bancos irlandeses superaron los test de estrés cuyos resultados fueron publicados el pasado mes de julio, precisamente porque sólo se miró su solvencia, pero no su incapacidad de obtener liquidez. Además, Dublín sólo sometió a estas pruebas a dos entidades: Bank of Ireland y Allied Irish Banks.

La evolución de los acontecimientos ha demostrado que se trata de un sistema bancario no sólo al borde de la quiebra. Sino que sus dificultades han terminado por arrastrar a su Estado al filo del abismo, y han forzado a la UE y al Fondo Monetario Internacional (FMI) a rescatar a Irlanda.

El rescate se dividirá en dos vertientes: préstamos multimillonarios para sanear los presupuestos públicos del Estado, y creación de un fondo también multimillonario para permitir la reestructuración ordenada de la banca irlandesa, que en los casos más extremos llevará a la voladura controlada de alguna de sus entidades: liquidación, troceo, subasta de activos, etcétera. Ya se negocian quitas con los titulares de deuda emitida por la banca del antaño tigre celta.

El calendario de los nuevos test

Según el calendario inicialmente previsto, que aún podría sufrir modificaciones, los criterios actualizados que guiarán los próximos test de estrés deberían quedar pactados a tiempo para que los supervisores nacionales comiencen a aplicarlos en febrero, más o menos, a los bancos que operan en sus respectivos territorios. Los resultados deberían estar disponibles antes de las vacaciones veraniegas de 2011.

Los expertos de la Comisión Europea consideran que la introducción en los test de estrés de criterios armonizados que contemplen el acceso más o menos fluido a la liquidez debería verse facilitada una vez que en Basilea III se han previsto ratios de liquidez. Basilea III es el reciente acuerdo internacional para reforzar los requisitos de capital propio que se impone a los bancos, para que se pertrechen contra las dificultades que puedan amenazar su existencia. El objetivo es prevenir quiebras en el sector.

Los test de estrés son las pruebas en las que los supervisores bancarios evalúan la solidez de las entidades, y su capacidad teórica para superar crisis como la actual. Si detectan problemas, sirven para tomar medidas preventivas. Los 27 Gobiernos de la UE sometieron a sus bancos a pruebas de resistencia armonizadas por primera vez antes del pasado verano, siguiendo la pauta marcada por Estados Unidos.

Más críticas

Esta primera tanda fue muy criticada porque, inicialmente, no contemplaba la hipótesis de si los bancos resistirían la quiebra de Estados en apuros de la zona euro a cuyas deudas públicas pudieran estar expuestos. Finalmente se incluyó este supuesto, pero los analistas lamentaron que se hiciera de una manera demasiado optimista.

Esta primera edición también fue criticada por la reticencia inicial de Alemania a publicar los resultados de sus bancos. Se impuso la tesis de España, y las conclusiones de las pruebas se presentaron a la opinión pública en julio. Este ejercicio contribuyó a calmar las dudas de los mercados a corto plazo, dudas que surgen de nuevo. Los ministros de Economía y Finanzas de los Veintisiete acordaron a finales de septiembre afinar y repetir periódicamente estas pruebas.

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