La compra de Burlington Northern Santa Fe Corporation podría allanar el camino para el sucesor de Warren Buffett y, a la vez, dar tranquilidad al multimillonario inversor ante su futura marcha. El motivo, que la operación podría reducir la necesidad de que quien asuma el mando de Berkshire Hathaway cuente con una "asombrosa inspiración". Los inversores siguen viendo a Buffett como el mejor.
Porque, con la adquisición del mayor operador ferroviario de Estados Unidos, Buffett ha logrado por fin la operación de "tamaño elefante" que tanto había ambicionado para hacer uso de las ganancias acumuladas por Berkshire. De hecho, calificó la compra como una apuesta "por el todo" para el futuro de su firma de inversión.
Y este futuro pasa por encontrar a la persona adecuada para que tome las riendas del imperio que ha construido a lo largo de las últimas cuatro décadas. "Sabe desde hace mucho que su tiempo era limitado", indica a Bloomberg el jefe de inversines de Oak Value Capital Management, David Carr Carolina.
Asegurar su legado
Por eso, el gurú financiero, de 79 años, ha acometido una reestructuración de la compañía, que incluye la operación de esta semana. De esta forma, la buena marcha de su legado no dependerá de la "asombrosa inspiración" de su sustituto para realizar acuerdos.
Pero la compra de Burlington supone también un giro en la estrategia que Buffett ha seguido durante la crisis. En los últimos meses, Berkshire se ha dedicado a acumular dinero fresco -sus reservas ascendían a junio a 24.000 millones de dólares, según datos de Bloomberg- y a financiar a entidades en apuros.
"Esto sugiere que las oportunidades a largo plazo han cambiado y el avance de Berkshire no es más que un llamada general a la economía estadounidense, mientras que en el pasado era una llamada a la visión para los negocios de Buffett", señala Jeff Matthews, fundador del hedge fund Ram Partners.