
Unos hablan de mala suerte y linchamiento mediático. Otros la acusan de retrasos, poca eficiencia y de mal servicio al pasajero. Lo cierto es que la aerolínea presidida por José Luis Carrillo no pasa por su mejor momento tras una investigación de Aviación Civil... y la sanción podría ser ejemplar.
Air Madrid es una de esas empresas que levantan admiración y rechazo a la vez pero que nunca dejan indiferente al que la observa. Los que la idolatran se quedan fascinados de que una aerolínea con apenas dos años y medio de vida ya tenga más de 900 vuelos al mes y ofrezcan precios competitivos en aviones nuevos y cómodos. Los que la repudian creen que es una locura y un atentado contra el buen servicio que una compañía aérea pretenda volar a 34 destinos de España, Europa y Latinoamérica con sólo nueve aviones de flota.
La verdad es que si se sigue su trayectoria empresarial, la aerolínea presidida y controlada accionarialmente por el empresario mallorquín José Luis Carrillo desde diciembre de 2004 ha sido una empresa valiente desde su bautismo en el cielo, en mayo del mismo año.
Comienzo a lo grande
Air Madrid empezó a lo grande y molestando a la compañía aérea líder en España donde más le dolía, en las rutas latinoamericanas. Seguramente en Iberia se sonreían, pero la nueva aerolínea se estrenaba con dos aviones A330-200 que volaban a Perú, Ecuador, Costa Rica y Canadá. Era una oportunidad de negocio porque se trataba de rutas que prácticamente estaban monopolizadas. Como consecuencia de su entrada, la competencia logró que las tarifas a estos destinos cayeran notablemente en los últimos dos años.
El crecimiento de la aerolínea ha sido espectacular y atrevido. No en vano, fue de las primeras compañías aéreas españolas que apostaron en serio por rutas con países del Este, como la que llega hasta Bucarest, con precios de billete bastante competitivos. Las cifras hablan por si sólas para este año. Air Madrid espera acabar 2006 con 500 millones de euros de facturación y ya ha transportado 889.000 pasajeros en lo que va de año.
Entonces ¿qué ha ocurrido para que haya aterrizado en la situación actual y sea investigada por Aviación Civil tras varios incidentes? La respuesta varía dependiendo a quién se le pregunte. "Ha querido comerse demasiado pastel y se ha atragantado", asegura un experto del sector que cree que es imposible ofrecer tantas rutas, con horarios tan ajustados y con muy poco tiempo de espera en los aeropuertos. "En el momento que falle algo todo se trastoca", añade. Además, Air Madrid cuenta con el inconveniente añadido, en sus vuelos de media y larga duración, de que emplea aviones con gran capacidad y que en caso de avería es muy complicado encontrar un avión de repuesto en el mercado.
La respuesta ofical
Como es de esperar, la respuesta de Air Madrid en otra bien diferente. Julio Martínez, adjunto al presidente y consejero de la compañía, cree que su hoja de ruta de los aviones no es diferente a la del resto de las aerolíneas. "Nuestros aviones transcontinentales hacen 120 horas de vuelo al mes y los domésticos 70 horas mensuales, unos ratios similares a los que aplican otras compañías aéreas a sus vuelos. Además, el colchón de tiempo mínimo de parada que tienen nuestros aviones entre que terminan una ruta y comienzan otra nueva es de dos horas. En itinerarios como el de Buenos Aires descansan siete horas", dice.
Los detractores de la aerolínea piensan que comenzar con aviones tan nuevos es un gran desembolso que sólo puede amortizarse exprimiéndo al máximo las rutas. Air Madrid vuelve a discrepar. "Precisamente tener unos aviones tan nuevos y modernos que consumen menos combustible que la media de las aerolíneas nos permite vender más baratos los billetes", explica la mano derecha de José Luis Carrillo. La compañía calcula que gasta cinco toneladas y media a la hora de combustible en un vuelo con Latinoamérica. Un Jumbo (Boeing 747) consume el doble pero no multiplica por dos el número de pasajeros que traslada.
Medidas de seguridad
La investigación de Aviación Civil también divide las opiniones. En los medios se ha dicho de todo: incluso se han llegado a cuestionar las medidas de seguridad del avión y que Air Madrid podría perder su licencia. Cuando la compañía es preguntada, se les escapa incluso una sonrisa: "¿Perder la licencia? Sería la primera vez que Fomento se la retira a una aerolínea regular de pasajeros. Estamos tranquilos y asumiremos la sanción que Aviación Civil nos imponga".
El problema ya no es pagar una multa sino que podría haber una pérdida de confianza de los pasajeros. Desde luego, la leyenda negra sobre la aerolínea comienza a forjarse. "¿Te has fijado que es la única que tiene mostradores blindados de atención al cliente", asegura un trabajador de Barajas. "Yo no se si será culpa suya o no pero los trabajadores de handling de Iberia que les hacen los servicios de tierra se echan a temblar cada vez que tienen que ir a un embarque", explica el mismo operario.
Air Madrid teme que si en un futuro continúan esta campaña podría afectar a su imagen. "De momento no tenemos problemas. Prueba de ello es que ya hemos vendido 600.000 billetes para los próximos meses pero si continúa el acoso no sabemos que podría pasar", señalan desde la empresa.
Aunque hablan de linchamiento moral, no quieren acusar a nadie con el dedo pero ya hay empresarios aéreos que han hecho esta reflexión. "En Air Madrid no son unos santos y si tienen que pagar una sanción por haber dejado tirados a los pasajeros que la paguen, pero el problema comienza a tener un tufillo peligroso, incluso político. Hay muchas aerolíneas que también retrasan vuelos durante veinte horas y no sale publicado en los papeles. ¿Nadie se ha preguntado a quién le dañan los 500 millones de euros que va a facturar Air Madrid?".
Lo bueno de esta historia tan enfrentada es que al final se tiene que resolver. El informe de Aviación Civil pondrá a cada uno en su lugar.