
El nuevo hombre fuerte en el Gobierno de Susana Díaz ha asumido las competencias de su antecesora, María Jesús Montero, ahora ministra y con quien tiene que pelearse por la financiación andaluza. El exrrector de la Universidad de Sevilla asegura que Díaz mantiene ante Pedro Sánchez las mismas reivindicaciones que ante Mariano Rajoy, además de mostrar algunas diferencias en el discurso del Gobierno sobre los impuestos y Cataluña.
¿Qué le parece la propuesta de reformar la Ley de Estabilidad?
La Ley de Estabilidad debe ser reflexionada. Hay medios especializados que dicen que se diseñó para el año 2012, para una situación en la que estábamos con todas las alertas encendidas. A estas alturas del asunto, han cambiado los focos de alerta. Y por lo tanto debería haber una reconsideración integral de esa ley. También hay que reflexionar sobre la regla de gasto, que obliga a los Gobiernos a actuar por detrás del ciclo. Entonces, cambia la posición en cuanto a su intervención en la política económica y en una situación de extrema dificultad y para ganar credibilidad, pero cuando estamos saliendo, creo que el foco debe estar en la deuda enorme que tenemos y en el déficit. Por eso, los grupos deberían hacer un esfuerzo por aprobar los Presupuestos.
¿Cómo valora la subida de impuestos que va a hacer el Gobierno... haya o no Presupuestos?
Los ingresos públicos en España están muy por debajo de los países de nuestro entorno. Habría que preguntarse por qué ocurre esto. En Andalucía, por ejemplo, el tema de los impuestos medioambientales en el mundo rural es muy complicado y delicado: no hay transporte público, y somos una región con 90.000 kilómetros cuadrados. Los impuestos que se justifican por temas medioambientales hay que organizarlos con muchísima delicadeza. Los impuestos sobre los carburantes existen ya que son una demanda inelástica facilísima de estimar en cuánto va a ingresar uno. Entonces, justificar ese impuesto sólo por temas medioambientales se debe matizar con muchísimo cuidado. En Andalucía estamos muy preocupados por su incidencia en el mundo rural. El Estado debe hilar fino y ser cuidadoso con este tema.
Un impuesto muy sensible es el que se ha anunciado a las rentas superiores a 140.000 euros, que ya están pagando el 46%...
En España hay margen de subida, pero lo que me preocupa es el discurso que se está construyendo en torno a los impuestos. En Andalucía, solo un 1% de las familias tiene una renta superior a 120.000 euros. Una familia compuesta por dos personas significa que ambos ingresan 60.000 euros cada uno. Lo cual significa que son profesionales. Calificar de ricos a estas personas me preocupa mucho, y es un error demonizar a los empresarios. Yo puedo comprender el discurso de la progresividad de los impuestos, pero impartir justicia social a través de los impuestos me parece una visión demasiado antigua, que no corresponde a estos momentos del siglo XXI. No puedo decirle a la gente que sea emprendedora, profesional, que monte un negocio, que estudie un negocio... para después decirles que si cobran 60.000 euros son ricos y deben pagar más impuestos. Además tiene muy poco impacto recaudatorio. Sin embargo, nos quedamos todos muy contentos impartiendo este tipo de justicia. Lo que genera igualdad no son los impuestos, es que la gente acceda a la educación, que tenga una sanidad, que tenga dependencia, pensiones públicas... Otro de los impuestos que hay que revisar es el de Sucesiones. Este impuesto debe armonizarse a nivel nacional, porque no ha funcionado transferido a las comunidades, sobre todo porque cada una ha hecho lo que le ha dado la gana.
El presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, pide que se blinde la autonomía fiscal de las comunidades. ¿Qué opina?
Tenemos que definir muy bien cómo armonizamos los impuestos para que haya margen de maniobra y no se produzcan diferencias de trato a las personas según el lugar en el que viva y, sobre todo, para que no se menoscabe la estrategia fiscal por una puntual en una comunidad autónoma. Armonizar no es igualar. Y se debe igualar. En los impuestos sobre el Patrimonio se están aplicando estrategias antiguas. Hay que ver el patrimonio con la visión del siglo en el que nos encontramos.
¿Cómo lleva 'enfrentarse' a su antigua compañera de Gobierno?
Me llevaba bien antes y me llevo bien ahora. Todos los movimientos que está llevando a cabo son coherentes con las posturas que siempre le he visto defender. Ella era consciente de que su principal reto a corto plazo estaba relacionado con lo que ella misma había padecido, que era la Ley de Estabilidad.
Parece que se está estudiando algún tipo de 'perdón' o de reestructuración para la deuda, como en el caso de Cataluña.
No compartimos las condonaciones de deuda: estás financiando al que más ha incumplido. La posibilidad de reestructurar la deuda es cambiar los plazos de devolución, y si eso se hace bien -analizado y sin costes para los demás-, estamos de acuerdo. Nosotros tenemos en ese sentido una posición cómoda, pero otras comunidades no.
Y en cuanto a la reforma de la financiación, ¿creen que hay que darle un trato diferencial a Cataluña?
Cataluña es una comunidad del régimen general y no debe tener ningún trato diferencial. La pregunta es qué servicios se prestan en las autonomías. En la Constitución y las leyes se establece que la educación y la sanidad sean los servicios que se faciliten por excelencia. Hay que definir a qué nos estamos refiriendo con esto y qué se paga y qué no. Evidentemente cada cual tiene sus peculiaridades: algunas comunidades tienen lengua propia, otras están muy dispersas y tienen problemas de población, etc. Andalucía es enorme y necesita inversiones para estructurar el territorio. Y está el Estrecho de Gibraltar: todos los días entran cientos de personas, hay que atender a miles de inmigrantes. Cada uno tiene sus peculiaridades y las expone como las más importantes. Por eso en los Presupuestos Generales deben definirse las igualdades entre los territorios y, sobre todo, si hay un déficit, que lo hay, igualdad en lo que cuestan las cosas. La cuestión es si los andaluces reciben el mismo dinero, con equidad, que los demás.