El PIB de Reino Unido registró un crecimiento trimestral del 0,1% en el arranque del año, la tasa trimestral más baja desde 2012. La economía británica se vio lastrada por el estancamiento del gasto familiar y un descenso en la inversión.
Reino Unido se ve abocado al furgón de cola del crecimiento económico en Europa con un arranque de año echando el freno de mano. La tasa anual de crecimiento durante el primer trimestre se situó en el 1,2%, muy por detrás de la expansión de la zona euro y EEUU.
La agencia estadística (ONS, por sus siglas en inglés) ha explicado que la economía se vio afectada por la ola de frío experimentada en el periodo, especialmente en los sectores de la construcción y minorista, aunque "su efecto general fue limitado". Pero si se notó en el gasto de los hogares. Sólo creció un 0,2%, el nivel más bajo en tres años, mientras el gasto del consumidor aumentó 1,1%, el peor registro desde 2012.
Las explicaciones de la ONS de un parón coyuntural para la economía van en contra del movimiento de este mes del Banco de Inglaterra que retrasó la subida de tipos ante las malas perspectivas que espera para Reino Unido. El gobernador de la institución monetaria insiste en sus declaraciones que la economía se encuentra en una situación de debilidad.
En plena negociación del Brexit todavía se teme un mayor impacto que en los últimos ejercicios. La economía ha sufrido en pasados trimestres una devaluación de la libra y el azote de la inflación. Aunque el poder adquisitivo se ha recuperado ha afectado al sector minorista.
