
En un momento en el que el presidente de la mayor economía del mundo atiza la amenaza de nuevas guerras comerciales y la Unión Europea afronta el divorcio de una compleja relación de 40 años de historia con el Reino Unido, los ataques proteccionistas a la globalización pueden contribuir a acercar posturas entre los sectores más aperturistas de ambos lados del Atlántico. Europa responderá a Trump con aranceles del acero, bourbon y vaqueros.
Es una de las conclusiones del informe ¿Por qué importa América Latina?, elaborado por el Real Instituto Elcano y presentado ayer en la madrileña sede de la Secretaría General Iberoamericana.
Donald Trump es "una oportunidad" para la relación entre Europa y Latinoamérica, según la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, quien puso en valor durante su intervención que ambas regiones siguen apostando por el libre comercio y la integración económica, en un contexto en el que "vuelve la amenaza de guerras comerciales", en referencia a los aranceles al acero y al aluminio anunciados por el presidente, quien ayer mismo abrió la puerta a la posibilidad de levantarlos si el Tratado de Libre Comercio entre su país, México y Canadá (TLCAN o NAFTA, por sus siglas en inglés) se renegocia en términos más favorables para la parte estadounidense.
Junto a Grynspan, en el acto participaron el secretario de Estado español para la Cooperación y para Iberoamérica, Fernando García Casas; el embajador de Perú en España, José Antonio García Belaunde; el presidente del Real Instituto Elcano, Emilio Lamo de Espinosa; y el investigador principal del centro, Carlos Malamud.
Precisamente este último, coordinador del informe que será presentado en las próximas semanas en Bruselas y en otras ciudades europeas, admitió que intensificar la relación entre el Viejo Continente y América Latina se enfrenta a complicaciones, empezando por la "intensa fragmentación" de la región, que es muy heterogénea y hace difícil tener una política de conjunto, y también que Iberoamérica percibe como "paternalistas" y "etnocentristas" algunas lecturas europeas de lo que pasa en Iberoamérica.
A su juicio, Europa haría bien en actuar con Latinoamérica en función de sus propios intereses, en lugar de caer en el "buenismo" de pretender que las acciones europeas se traduzcan, por ejemplo, en más integración latinoamericana.
En ese sentido, el informe señala además que la Unión Europea no pretende una posición hegemónica en Latinoamérica, sino que está abierta a la colaboración con dos grandes colosos económicos, como son China y Estados Unidos.
Además, identifica áreas concretas donde la inversión europea tiene potencial de crecimiento en América Latina, empezando por el desarrollo de infraestructuras, el impulso de la digitalización, la ingeniería y las energías renovables.